
La autoridad de estos dos eminentes profesores me ha impelido, si no a renunciar a mis convicciones, sí a matizarlas, a fin de que no se malinterpreten. Y a este propósito me he visto obligado a precisar mis conclusiones sobre el particular, cambiando el primer título de mi trabajo “La metafísica de JRJ”* por otro título, menos rotundo y más cauto: “El aspecto metafísico de la poesía de JRJ”. En el mencionado trabajo (p. 52, nota 4 a pie de página) citaba yo las palabras del profesor Ynduráin dirigidas en carta personal a quien esto escribe: “Para mí tengo muchas dudas acerca de la capacidad de JRJ para especular en un plano metafísico. Lo que pasa, me parece, es que la lírica suele en sus más altos vuelos rondar lo metafísico en intuiciones más ocasionales que sistemáticas, que no le pertenecen ni le son exigibles”.
De acuerdo con estas sabias advertencias, tengo que aclarar que nunca fue mi propósito presentar la poesía de JRJ con ínfulas de sistema filosófico. Faltaría más. Ya el propio Ortega (cuya categoría como filósofo ha sido y es universalmente reconocida) consideraba, no sin cierta ironía, que él estaba lejos de pretender haber fundado ningún sistema. Decía: “Por una idea diéramos nuestra escasa fortuna; por una teoría, nuestra vida; por un sistema, yo no sé qué diéramos por un sistema”.
Si el propio Ortega, filósofo, no se consideraba en posesión de un sistema filosófico propiamente dicho, cuánto menos un poeta que, ocasionalmente filosofa; pero que, cuando lo hace, logra retransmitirnos su concepción metafísica de lo que es para él la realidad, su visión filosófica del mundo, su peculiar ‘cosmovisión’ o, como dicen los alemanes, su Weltanschauung.
No. JRJ no tiene la pretensión de que su filosofía se considere un sistema filosófico. Ni nosotros le atribuimos esta pretensión. Lo que sí podemos afirmar es que, en su conjunto, las ideas y las intuiciones del poeta son afines al sistema filosófico que se conoce con el nombre de idealismo, que enlaza con Hegel y Fichte y cuya conexión más próxima, en el caso de Juan Ramón, es el pensamiento krausista que inspiró a los fundadores de la Residencia de Estudiantes.
El mismo Ortega, en sus lucubraciones sobre lo que él entiende por ‘realidad radical’ estaba muy próximo a esa línea de pensamiento: lo que es, o sea, la realidad en tanto que yo puedo constatarla, es en mí. En este punto, el pensamiento juanramoniano está en sintonía con las ideas del filósofo de El Escorial. También Juan Ramón siente la propia conciencia como soporte primario de la realidad. Cuando yo desaparezca, la realidad desaparecerá con él:
Sé bien que soy troncoDe acuerdo con estas sabias advertencias, tengo que aclarar que nunca fue mi propósito presentar la poesía de JRJ con ínfulas de sistema filosófico. Faltaría más. Ya el propio Ortega (cuya categoría como filósofo ha sido y es universalmente reconocida) consideraba, no sin cierta ironía, que él estaba lejos de pretender haber fundado ningún sistema. Decía: “Por una idea diéramos nuestra escasa fortuna; por una teoría, nuestra vida; por un sistema, yo no sé qué diéramos por un sistema”.
Si el propio Ortega, filósofo, no se consideraba en posesión de un sistema filosófico propiamente dicho, cuánto menos un poeta que, ocasionalmente filosofa; pero que, cuando lo hace, logra retransmitirnos su concepción metafísica de lo que es para él la realidad, su visión filosófica del mundo, su peculiar ‘cosmovisión’ o, como dicen los alemanes, su Weltanschauung.
No. JRJ no tiene la pretensión de que su filosofía se considere un sistema filosófico. Ni nosotros le atribuimos esta pretensión. Lo que sí podemos afirmar es que, en su conjunto, las ideas y las intuiciones del poeta son afines al sistema filosófico que se conoce con el nombre de idealismo, que enlaza con Hegel y Fichte y cuya conexión más próxima, en el caso de Juan Ramón, es el pensamiento krausista que inspiró a los fundadores de la Residencia de Estudiantes.
El mismo Ortega, en sus lucubraciones sobre lo que él entiende por ‘realidad radical’ estaba muy próximo a esa línea de pensamiento: lo que es, o sea, la realidad en tanto que yo puedo constatarla, es en mí. En este punto, el pensamiento juanramoniano está en sintonía con las ideas del filósofo de El Escorial. También Juan Ramón siente la propia conciencia como soporte primario de la realidad. Cuando yo desaparezca, la realidad desaparecerá con él:
del árbol de lo eterno.
Sé bien que las estrellas
con mi sangre alimento.
Que son pájaros míos
todos mis claros sueños.
Sé bien que, cuando el hacha
de la muerte me tale,
se vendrá abajo el firmamento.
En el fondo, es el orteguiano yo y mi circunstancia. La realidad es percibida como algo en mí. Y así es como yo la capto. Lo de la cosa en sí es una entelequia. Según Kant, la existencia de Dios nunca se podrá demostrar por la vía metafísica. Es, únicamente, un postulado de la razón práctica.
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* Véase J. García Gutiérrez, De la Vida a la Teoría, (2001), ed. ERE y Caja Badajoz, pp. 51-60
* Véase J. García Gutiérrez, De la Vida a la Teoría, (2001), ed. ERE y Caja Badajoz, pp. 51-60