Peláez Memorial (Constitución de 1812)

El pasado domingo 14 de junio se hizo entrega, en el Hotel Huerta Honda, del premio correspondiente a la III edición de microrrelatos que anualmente convoca, desde 2013, el "Colectivo Manuel J. Peláez". Esta vez el premio ha recaído en el joven conquense, residente en Madrid, Diego Rinoski. El título del relato premiado es "El timo".
El Colectivo Manuel J. Peláez tiene como primordial objetivo honrar la memoria del fallecido colega del que toma su nombre; y nada mejor para lograr este objetivo que llevarlo a efecto a través de actividades culturales como ésta del concurso anual de microrrelatos. El microrrelato hace de la brevedad su peculiar característica literaria. Su lema se podría resumir en el conocido dicho que afirma "lo bueno, si breve, dos veces bueno".
Parece como si la brevedad asegurara ya el 50% de la bondad del microrrelato pero no es así. La brevedad sólo cuenta si se da la circunstancia de que el relato es, de por sí, bueno. Si no, la brevedad vale tanto como un cero a la izquierda. (Aunque quizás haya que tomar en consideración la posibilidad de completar ese aforismo con otro semejante: "Lo malo, si breve, menos malo")
Al género breve corresponde, en general, la literatura aforística (= aforismo): refranes, sentencias, adagios. Las 'greguerías', así llamadas por su inventor, Ramón Gómez de la Serna, también pertenecen a este género al que es connatural la brevedad. Y, desde luego, los microrrelatos. Narraciones muy breves, a lo más de una página o una página y media. Quizás un poco más, si se prefiere.
Lo que sí podemos conjeturar, conocido el talante de Manolo Peláez, es que el microrrelato, como género o modalidad literaria, se acomodaba a su carácter, a sus gustos por lo sencillo, lo sobrio, lo anti-fárrago. Iba bien con su manera de ser esta modalidad literaria.
Manolo era, sobre todo, buena persona, tolerante, conciliador y con un excelente sentido del humor. Sus ocurrencias contribuían a alegrarnos la vida, a darnos una visión más optimista de la misma.
Como anécdota reveladora de su carácter, recuerdo aquella vez en que se vistió de torero (en un Carnaval) y, para hacer que en la taleguilla se marcase el "paquete", se colocó dentro de la misma, junto a la ingle, un auténtico paquete de cigarrillos. El lugar, como diría Miguel Hernández, "donde capullo tórnase la seda".
El microrrelato, si está bien conseguido, es como una pequeña joya literaria. Es un género que, sin duda, le hubiera gustado a Manolo Peláez promover. Yo diría que es el género breve el que más se adecuaba a su talante bienhumorado, sencillo, jovial y des-enfadado (en cuanto nada propenso a enfadarse). Y, por supuesto, creo que lo breve y lo sencillo, como opuesto a lo complicado, entraban también en el cuadro de sus preferencias.
Los premios "Manuel J. Peláez" de microrrelatos son uno de los memoriales que perpetuarán el recuerdo de Manolo; el otro memorial es el monumento conmemorativo de la Constitución de 1812, que se alza en la llamada Plaza de los Escudos, frente a la fachada oriental del Palacio de los Duques de Feria, hoy Parador de Turismo. También está dedicado a la memoria de Manuel J. Peláez. Está formado por bloques de cemento adosados, en los que figura uno de los más importantes artículos de aquella primera constitución, junto a los nombres de sus más entusiastas promotores, como los zafrenses Juan Justo García y José Álvarez Guerra, o el cura extremeño de Cabeza del Buey, Diego Muñoz Torrero.
Ilustramos esta entrada con la fotografía de este monumento dedicado a la primera constitución española, en el que el colectivo promotor de la idea quiso que figurase el nombre de nuestro amigo Manuel J. Peláez.
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NOTA: Clicar en la foto para ver detalles