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Arias Montano vistiendo el hábito de Santiago

Por supuesto que si 'equivocarse es propio de cualquier ser humano' (
cuiusvis hominis est errare) este principio es válido para cualquier persona, incluido el sabio latinista de Fregenal. Hasta de Homero, el aedo que cantó la cólera de Aquiles y la astucia de Ulises, se dijo lo de ... "
quandoque bonus dormitat Homerus". Lo dijo Horacio en su
Arte poética (v. 359) La frase completa de Horacio es "
indignor quandoque bonus dormitat Homerus" ('me irrito cuando Homero dormita alguna que otra vez') ¿Por qué no podría tener algún que otro descuido nuestro ilustre Montano, sin que ello obste para que lo consideremos, con razón, un verdadero sabio?
Seguro que tuvo algún que otro descuido, aunque, probablemente, sin demasiada importancia. Si se tratase de algún descuido 'importante', probablemente habría que achacarlo a que no prestase atención a lo que hacía, o decía, en ese momento... Ya he referido, en una ocasión anterior, que mi paisana de Aceuchal, la recordada propietaria y fundadora del Museo Taurino de mi pueblo natal, guardaba entre sus curiosidades una dedicatoria de puño y letra de Ortega y Gasset con el siguiente gazapo:
José Ortega y Gasset brinda a esos hojos. Escribir 'hojos', con hache, se puede considerar un descuido gordo. ¿En qué estaría pensando Don José para sufrir ese despiste?
El descuido del que hoy me propongo tratar aquí no tiene mayor importancia. A lo mejor incluso podría resultar que ni siquiera fuese un descuido, sino que el autor lo hizo a sabiendas de que se trataba de algo correcto... En todo caso, para aquilatar ese presunto descuido hace falta saber algo de Latín, 'saber algo de la asignatura', como reza cierta zumbona conseja que circulaba antaño entre los opositores a cátedras de Universidad:
Lo primero y principal es tener al tribunal. Lo segundo e importante es no tener contrincante. Lo tercero, por añadidura, saber algo de la asignatura.
Si se tratase de un descuido, en este caso, (a mí me lo parece) tampoco revestiría demasiada importancia. Consiste en el empleo de '
quem' en vez de '
cui' (que es lo que yo creo más correcto)
Se trata del poema latino que el sabio de Fregenal compuso en honor de nuestro paisano y discípulo suyo, Pedro de Valencia. Cito textualmente las dos primeras estrofas de ese poema, acompañándolas de su traducción al castellano:
Pura mente viam quamlibet arduam / quam monstrat pietas ire Valentiam / certum carmine quali / dilectum stimulem mihi , // vati, Christe, tuo praecipe quem bonus / cunctis esse Pater terrigenis dedit / lumen quos bene caecae / noctis paeniteat modo.
(Con qué versos animaré a mi querido Valencia, resuelto a marchar, con limpia intención, por la senda que nos señala la virtud, por ardua que ella sea, // inspira a tu poeta, Cristo, a quien el buen Padre celestial concedió ser luz para todos los nacidos de la tierra, con tal que sientan el arrepentimiento de la ciega noche del pecado) *
Me pregunto si el poeta quiso escribir cui en lugar de quem, que fue lo que en realidad escribió. Creo que mejor hubiera quedado utilizar el dativo cui, en lugar del acusativo quem, por más que, métricamente, cualquiera de las dos palabras es válida. Ahora bien, sintácticamente, 'cui' desempeñaría la función de objeto indirecto del verbo 'dedit' . Pues, ¿a quién concedió Dios el ser 'luz para todos los nacidos de la tierra' ? Ciertamente, al poeta (vati) que está en el uso de la palabra en este momento, a Montano.
La corrección métrica estaría asegurada en cualquiera de los casos ('quem' o 'cui'), pero la corrección sintáctica demandaría mejor el uso de 'cui'.
Esto es lo que yo pienso, salvo que algún latinista que lea este blog me convenza de lo contrario.
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* Ver el comentario adjunto. Efectivamente, debo modificar la traducción dejando bien claro que la palabra 'quem' está correctamente empleada por Montano, ya que el antecedente de este pronombre relativo es la palabra 'Christe'. Cristo, a quien nos dio el buen Padre celestial a todos los nacidos de la tierra, para que fuese luz que nos guiara si queríamos salir de la ciega noche del pecado.