
Algunas de esas correcciones no se encuentran en ediciones anteriores y traigo aquí como muestra un par de ellas.
En primer lugar me referiré al Cancionero y romancero de ausencias y, dentro de él, al poema titulado “Muerte nupcial”. En el v. 21, los editores críticos citados anteriormente transcriben:
Espiramos del todo.¡Qué absoluto portento!
He corregido: “expiramos”, porque, además de ser lo que el poeta escribió, como puede verse en una copia fotográfica del poema manuscrito (reproducción fotográfica que se incluye en la pág. 337 de la edición de Leopoldo de Luis) es la lectura más acorde con la metáfora que da título al poema: “Muerte nupcial”. He justificado esa lectura en mi estudio titulado “La sexualidad en la poesía de Miguel Hernández”, incluido en mi libro De la Vida a la Teoría, pág. 119, nota a pie.
“Expirar” es sinónimo de ‘morir’ y debe distinguirse de “espirar”, algo que hacemos a diario cuando, al respirar, echamos fuera el aire de los pulmones que previamente hemos ‘inspirado’.
Hay una tradición literaria referida al tópico “morir de amor”, por la cual el orgasmo se equipara a la muerte (la petite mort que dicen los franceses). MH se hace eco de este tópico en diversos pasajes de su obra poética. Este es uno de ellos. Por tanto, el empleo de ‘expirar” está justificado, como una aplicación del tópico “morir de amor”.
Al decir “espiramos”, anulamos la metáfora que atribuye al coito su tremendo parecido con la agonía, según los versos de Baudelaire:
L’amoreux pantelant, incliné sur sa belle,
a l’air d’un moribond caressant son tombeau.
(Les fleurs du mal, XXI, 19-20)
Otra de las palabras, corregida en esta edición, se encuentra en el v. 14 del poema 6, titulado ‘Los hombres viejos’, incluido en el libro El hombre acecha. La edición de Leopoldo de Luis elimina, simplemente, este poema por su vocabulario, tal vez escatológico en demasía. La edición de las O.C. publicadas en Espasa Calpe, lo incluye.
El verso en cuestión dice:
La dignidad del asno se rebela (sic) en la enjalma
He corregido sustituyendo ‘rebela’ por ‘revela’. En efecto, rebelarse es ‘volverse contra’; en cambio ‘revelarse’ significa ‘ponerse de manifiesto’, ‘mostrarse’, lo que está más de acuerdo con el sentido del texto: los arreos del burro (albarda, jáquima, enjalma) ponen al descubierto la condición servil del asno. No hay, pues, ‘rebelión’ que valga en este contexto. Lo que hay es un detalle que delata , o revela, o manifiesta, la condición de ese animal de carga que es el asno. De ahí la expresión ‘quitarse la albarda’, que equivale a ‘sacudirse la servidumbre’.
A veces, hay que leer con espíritu crítico para detectar gazapos que, de otro modo, pasarían desapercibidos.