Invitación de palo y papelillo
en los medios citándote, te apena
de colorines altos el morrillo.
Pasado el tercio de varas, en el que el toro recibe su primer 'castigo', se procede al llamado 'tercio de banderillas'. Consiste en clavar hasta tres pares de rehiletes en la zona del 'm

orrillo' del toro. De nuevo la
hipálage atribuye el adjetivo ('altos' en este caso) a los colores del papel que envuelve los rehiletes. En vez de a la grupa del toro, en su parte más elevada, lo que se conoce con el nombre del 'morrillo'.
Como tambor tu piel batida suena
y tu pata anterior posterioriza
el desprecio rascado de la arena.
Las banderillas golpean sobre los flancos del toro como los palillos de un tambor. El animal exterioriza su furia y su ira ante tan irracional y sádico castigo, echando hacia atrás la arena con una u otra de las patas delanteras. Se da aquí el neologismo 'posteriorizar', por analogía con las formas canónicas de 'exteriorizar' e 'interiorizar'. Esta reacción del toro se interpreta como un desprecio de la crueldad y la insensibilidad de la que es víctima. Se repite en otros pasajes, como en la octava IV ("Por el lugar mejor de tu persona...") de
Perito en lunas. Véase la entrada correspondiente
aquí)
Por tu nobleza se musicaliza
el saturno de sol y piedra, en tanto
que tu rabo primero penas iza.
La apostilla musical subraya, en la mayoría de los casos, la buena faena del torero; pero aquí se entiende que lo que la provoca es la casta y el trapío del toro. Dice el poeta, en otro lugar, refiriéndose a la buena faena del torero:
Heroicidad ya tanta
música necesita
y la pide la múltiple garganta
y el juzgador balcón la facilita.
Es decir, la presidencia ('el juzgador balcón'). En cuanto a lo que el poeta llama 'el saturno de sol y piedra', se trata de la plaza de toros. 'Saturno' no tanto por evocar al dios del tiempo, sino por los 'anillos' a los que antes ha aludido y que evocan los que tiene el planeta Saturno.
Finalmente, el 'rabo primero' es ... el cuerno. El toro trata de enganchar con su cuerna los molestos y dolorosos rehiletes, pero sólo consigue levantarlos, no despegarlos de su cuerpo.
El contexto por el que sabemos que el poeta se refiere al 'cuerno' del toro está en una de las octavas excluidas de Perito en lunas, concretamente, la 32:
¡Qué a pulso os sube el toro, picadores,
en el pozo a la luz de la alegría;
Hasta el mismo brocal os subiría
si fueran más sus rabos anteriores!
Lo bueno de esta etapa de la poesía enigmática hernandiana es que podemos adivinar muchas de las claves de sus acertijos poéticos por el método de las correspondencias textuales. Esto ayuda mucho a entender mejor y a descifrar esas poéticas adivinanzas que el autor nos plantea.