
Para mi sobrina Eloísa y su amiga Ana Torroja,
la voz del grupo que se llamó Mecano
la voz del grupo que se llamó Mecano
Siempre seguí, en su día, los avatares y los éxitos del grupo Mecano, contagiado, en cierta medida, por una de sus fans más entusiastas: mi sobrina Eloísa Arnés. Los componentes del célebre y recordado grupo musical tenían en la hija de mi hermana una de sus más fervientes y fieles admiradoras, y el cuarto de mi sobrina era la prueba más fehaciente de esa admiración: una fonoteca de lo más completo acerca del grupo, álbumes de discos, cassetes, CDs, videos, carátulas, carteles… fotos dedicadas, etc. etc.
Hasta tal punto me sabía yo los títulos y las canciones de Mecano que un día se me ocurrió la humorada de componer un pequeño relato, ensartando los títulos de esas canciones, componiendo con ellos (como si se tratase del conocido juego que lleva el nombre que para sí adoptó el conjunto musical) un texto, a la manera de los antiguos centones. Por estar compuesto con las piezas exitosas del célebre grupo, mi artículo llevaba el título de “Concierto de Mecano” y se publicó en el diario HOY, de Badajoz, con fecha 15 de agosto de 1995. Por cierto que el título del artículo apareció alterado por el tipógrafo de turno que se tragó por descuido la preposición: Concierto
Reproduzco aquí la parte más lúdica de aquel relato:
(…)
La “fan” a la que me refiero (la destinataria de este artículo) ha convertido su habitación en lo que yo llamo “el santuario de Mecano”. Posters de la trinidad musical tapizan las paredes, souvenirs por doquier, fotos dedicadas y, sobre todo, la más completa fonoteca monográfica de Mecano jamás vista: versiones en LP, en microsurco, en compact disc, en cassette... Mecano en inglés, en francés, en italiano. Mecano por activa y por pasiva.
Es un empacho, diría cualquier incrédulo; pero el devoto, el entusiasta, el “fan”, tiene que reconocer: es una gozada.
Puedes escuchar varias versiones de cada canción, puedes apreciar matices, puedes, en fin, “mecanizarte” a placer.
Yo, aunque Me río de Janeiro y hasta de mi propia sombra, me he tomado muy en serio esto de Mecano. Por fin, en estas vacaciones, creo que estoy haciendo algo de provecho: ponerme al día sobre uno de los grupos musicales más importantes de este siglo en España.
Así que Nada tiene de particular que, fascinado por los temas y las melodías del exitoso grupo, intente ahora componer, con piezas de Mecano, la clave de un pequeño cuento veraniego que podría “sonar”, más o menos, así:
Cuando llega La estación calurosa (es decir, cuando Ya viene el sol pegando fuerte) en nuestra tierra extremeña se alcanzan temperaturas sofocantes. En casa no hay quien pare y tienes que estar todo el tiempo echándote Aire con el abanico. Llega un momento en que dices Ya no aguanto más. Se acabó. Ahora mismo Me voy de casa. Tan desesperado estás que en ese momento te irías a El fin del mundo, incluso a vivir, como Los héroes de la Antártida, en compañía de las Focas.
Claro que lo que a mí me gustaría de verdad es visitar Japón, pero el presupuesto no me da para tanto. Así que Busco algo más barato. Echándole imaginación al asunto, procuro montarme mis paraísos artificiales sin salir de mi propio piso. Me lo paso Bomba y es como si estuviera en Hawai.
Pero como no es cosa de estar todo el día Perdido en mi habitación, a veces salgo para echar una cana al aire. Así que, para variar, me meto en El cine o, si se tercia, me voy de marcha. Sobre todo, los fines de semana. Anoche, sin ir más lejos, Me colé en una fiesta, Por la cara, y estuve toda la noche Bailando salsa. Así que, claro, Hoy no me puedo levantar. La verdad es que, a cierta edad, uno no está ya para muchos trotes. Hay que reconocer que uno toma ya, cada vez más de tarde en tarde, El barco a Venus. Y apenas te interesas por La extraña posición.
Y no es que uno sea insensible a Las curvas de esa chica. Lo que pasa es que para esa chica ni siquiera cuentas. En el mejor de los casos te toma como una Naturaleza muerta. Y es que, cuando vamos siendo viejos, para ciertas cosas ya No pintamos nada.
Hay quien dirá que estoy Un poco loco. Desde luego, tengo que reconocer que no soy un Ángel. Yo Sólo soy una persona que tiene sus fallos, como todo el mundo. Lo importante es que cada uno de esos fallos se vea como El fallo positivo que enriquece nuestra experiencia.
De momento lo que más me fastidia es que se están acabando las vacaciones. Para antes de El 7 de septiembre me veo currando de nuevo. O sea, entonando, Un año más, El blues del esclavo:
— Tu - ru - ru - rú