domingo, marzo 30, 2014

HIDALGO BAYAL GALARDONADO CON EL PREMIO "DULCE CHACÓN"

El diario regional HOY inserta con esta misma fecha un amplio reportaje sobre la entrega del premio "Dulce Chacón", en su IX Edición, al profesor y novelista Gonzalo Hidalgo Bayal. Gonzalo es un escritor que encaja perfectamente en el ámbito de mis preferencias literarias. Ampliamente imbuido de cultura clásica, he creído siempre que su especialidad era la filología grecolatina. Pero resulta que no, que su titulación profesional corresponde a la filología hispánica. Es su mujer, María José, la que tiene la titulación en filología clásica, concretamente en latín, y se da la circunstancia de que ambos conseguimos la condición de catedráticos en la misma fecha, con un tribunal presidido por el ya desaparecido Agustín García Calvo.

Me gusta cómo escribe Gonzalo y ya me ocupé anteriormente de él en este mismo blog (27-07-2009) en una entrada que puede verse a través del siguiente enlace:   

Sus recursos estilísticos denotan un amplio dominio del lenguaje y en esto consiste, a mi manera de ver, el principal atractivo de su lectura. Esos instrumentos lingüísticos que el autor, Gonzalo en este caso, maneja con especial maestría, tienen nombres bien conocidos por los que se dedican al conocimiento de la técnica literaria: calambures, paronomasias, paradojas y... palíndromos. El título de una de sus novelas consiste, precisamente, en un palíndromo: Amad a la dama (se puede leer de izquierda a derecha y viceversa). En otro de sus títulos el autor anuncia ya el contenido de la novela como la Paradoja del interventor. La sabia utilización de estos instrumentos estilísticos hacen de Hidalgo Bayal un narrador ameno, ducho en el empleo de tales recursos, como aderezo que sirve para adobar unos contenidos, siempre interesantes, bien que la sustancia conceptual  prevalece sobre el mero juego verbal.

NOTA: Los datos de lugar, fecha y hora de la ceremonia de entrega del Premio Dulce Chacón aparecen en el programa cuya fotografía adjuntamos a esta entrada.  

viernes, marzo 28, 2014

LISÍSTRATA SE HACE FUERTE EN UCRANIA

            "No se lo des a los rusos"
Es verdad que la historia se repite. Podemos confirmar el dicho consultando el enlace que hoy mismo encontramos en fb:  Aquí va anotado: http://es.globalvoicesonline.org/2014/03/27/boicot-sexual-de-las-mujeres-ucranianas-contra-los-hombres-rusos/

 En este caso se trata de la estrategia de Lisístrata, nombre que en la lengua original griega significa “la licenciadora de ejércitos”. Y el teatro de operaciones para la reposición de la obra de Aristófanes ha sido esta vez Ucrania. Si las ucranianas tienen éxito, sus maridos pro-rusos no van a tener más remedio que capitular. “¡Hermanas ucranianas! − arengará la nueva Lisístrata − la patria está en peligro. Se os pide un pequeño sacrificio que, por el bien común de nuestra nación, espero que estaréis dispuestas a llevar a efecto, a fin de preservar nuestra independencia como estado libre: negaos al débito conyugal en tanto que vuestros esposos se muestren partidarios de la anexión a Rusia. Si nos mantenemos firmes en este propósito, ellos no tendrán más remedio que deponer su actitud. Ya nos daremos traza nosotras para que se armen en el buen sentido de esta expresión".A tenor con el plan de Lisístrata, podríamos imaginar un diálogo apócrifo-sicalíptico entre Mirrina (fiel seguidora de Lisístrata) y su marido Cinesias a quien la abstinencia sexual va ya obligando a capitular:
CIN. - Entonces, ¿no me lo vas a dar?
MIRR. -No, si te empeñas en seguir siendo pro- ruso.
CIN. -  En ese caso, no me dejas otra opción que irme de Putin.
MIRR. - Es precisamente lo que pretendo. Que estés del lado de Ucrania y de los ucranianos.

Habrá que esperar acontecimientos. Sólo aventurar que, hasta ahora, el efecto Lisístrata siempre ha dado resultado. Es el consabido perfecto consuetudinario.
________ 

NOTA: En el dibujo anexo, las manos juntas simbolizan la entrada de la vulva.




lunes, marzo 24, 2014

UN TÓPICO A REBATIR ("Segundas partes nunca fueron buenas")

El tópico al que en este caso me refiero es el que va entre paréntesis y entrecomillado. A esta clase de tópicos pertenecen ciertas frases mostrencas que, por lo general, no tienen su refrendo en la experiencia. Pese a que se nos presentan, por lo común, con la pretensión de estar avalados por ella. Se pueden rebatir fácilmente con ejemplos que los desmienten, poniendo de manifiesto su falsedad. Un ejemplo bien claro: la segunda parte del Quijote es, con mucho, mejor que la primera. Su categoría como obra cumbre de la literatura universal la alcanza la novela cervantina precisamente en la existencia de esa segunda parte. Que no sólo es buena: es mejor que la primera.

Pero analicemos la frase “segundas partes nunca fueron buenas”. Se emplea el verbo en pasado, en lo que los gramáticos llaman “perfecto consuetudinario”. El perfecto consuetudinario parece pretender establecer un límite temporal: hasta aquí ha ocurrido siempre así. De aquí en adelante puede que no ocurra igual. Un ejemplo de este perfecto consuetudinario es la conocida y citada frase de Virgilio que el uso ha convertido en presente consuetudinario: “el trabajo constante todo lo vence”. Pero no fue así como lo redactó el poeta de Mantua. Los textos más fiables nos dan “labor omnia vicit /... (en perfecto del verbo “vincere”. Perfecto “consuetudinario”, precisamente. Esto me lo aclaró mi bueno y sabio amigo Antonio Holgado, pues yo era de los que decían “vincit” (= vence), cuando lo que dijo Virgilio es “labor omnia vicit / improbus et duris urgens in rebus egestas” (el trabajo ímprobo y la necesidad acuciante en las situaciones de apuro siempre consiguió superar todas las dificultades) Esto nos viene diciendo hasta ahora la experiencia. Se deja abierta la puerta a la suposición de que en adelante no sea así.

No es verdad, por tanto lo de que “segundas partes nunca fueron buenas”. Hay numerosos ejemplos que demuestran lo contrario: que las segundas partes son buenas y aun mejores que las primeras, como hemos dicho a propósito del Quijote. Otro ejemplo que podría consignar aquí es el de mi personal experiencia. Me ha ocurrido con la 2ª edición de dos de mis libros: De la Vida a la Teoría y Zafra y los demás pueblos del Ducado de Feria, celebrados por Enrique Cock (siglo XVI). Ambos libros han alcanzado una segunda edición y en ambos casos estas ediciones han salido más completas y mejoradas respecto a las primeras.

El objeto principal de esta entrada (y que espero haber conseguido) es demostrar que el tópico en cuestión es falso, pues la experiencia viene a confirmar que, en la mayoría de los casos, las segundas partes suelen ser mejores que las primeras. Pues, como también es sabido, rectificar es de sabios. Aunque también decía un viejo profesor mío de la época del Seminario: Sed sapientioris est non mutare  (Pero es de más sabios no tener que rectificar)

sábado, marzo 15, 2014

CONTRAPORTADA

Juan García Gutiérrez es catedrático emérito de Latín y miembro correspondiente de la Real Academia de las Letras y las Artes de  Extremadura. Ha colaborado en diversos periódicos y revistas, tanto a nivel nacional como internacional. Así en Nuevo Índice (Madrid) y en Nova Renascença, revista que se editaba en Oporto por los años 80 del siglo pasado. Fue colaborador asiduo del periódico HOY, especialmente en las décadas de los 80 y los 90. Entre sus libros publicados están Zafra y los demás pueblos del Ducado de Feria, celebrados por Enrique Cock (siglo XVI), Poemas panegíricos latinos de Vicente García de la Huerta a los primeros reyes BorbonesDe la Vida a la Teoría (2ª edición en 2013) y, por último, el que ahora se presenta en esta edición, Artículos de Ayer y de Hoy. En este libro se recoge una serie de artículos publicados, en su mayoría, en el diario HOY de Badajoz. Van agrupados temáticamente según su contenido de carácter ecológico, erótico (no en el sentido nefando del vocablo), poético y, por último, los referidos a la cosa pública. Finalmente, hay un grupo más numeroso y heterogéneo, en el que se tocan varios asuntos sobre diversos temas.

El libro se lee con agrado, tanto por el contenido de los temas que toca cuanto porque, en general, éstos van salpimentados, en buena parte, por el peculiar tono de humor con que el autor los trata.

lunes, marzo 10, 2014

CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN

El coro Son de Los Santos. Fotografía del grupo musical, facilitada por mi buena amiga Reme Candelario
Como los productos de calidad suelen llevar el marchamo que se conoce con el nombre de “denominación de origen”, así el grupo musical que dirige Juan Antonio Candelario, en Los Santos de Maimona, incluye el nombre de su pueblo natal. El grupo se denomina “Son de Los Santos”. Pues, en efecto, la mayoría de los componentes del mismo, si no ya su totalidad, son naturales de esta población. Son de allí. Pero es que, además, la palabra “son” es ambivalente: puede ser también sustantivo, como equivalente a tonada, o melodía. Al son, o a los sones, de sendos instrumentos de cuerda, o de cuerda y púa, actúa este coro de bien timbradas voces masculinas, con un escogido repertorio de canciones que constituyen éxitos permanentes. Esas canciones pertenecen, en su mayoría o en su totalidad, al siglo XX. Son éxitos encuadrables en ese siglo, son canciones de nuestra época, de la época de la mayoría de los asistentes al acto. Desde las más antiguas, como puede ser el tango “Volver”, de Gardel, a las más recientes, como son las del Dúo Dinámico (“Resistiré”) o la de Joaquín Sabina “Y nos dieron las diez y las once...”.
Los componentes del grupo son personas maduras, lo que se revela en el detalle de sus testas canosas. En todo caso, se puede admitir la veteranía de los componentes del grupo, en modo alguno la vejez. Porque el grupo musical del que hablo irradia juventud, y, lo que es más maravilloso aún, es que nos hace recuperarla a través de esas melodías por las que no parecen pasar los años.
En estos cantos parece encontrarse, como por arte de magia o de en-cantamiento, el elixir de la eterna juventud. Y en eso consiste una parte importante de su encanto, en que nos transportan, siquiera momentáneamente, a “aquellos maravillosos años”, a la época de nuestra juventud.

Así la canción “Mirando al mar”, de Jorge Sepúlveda, me hace evocar nítidamente un episodio de mi juventud: me veo en mi pueblo, Aceuchal, en la esquina de la zapatería de los Muñoz. Por la calle de enfrente baja un grupo de muchachas veinteañeras que vienen cogidas del brazo y cantando, a voz en grito, “Mirando al mar”. La canción del momento. Deben ser los primeros años de la década de los 50.

Otras canciones son de fechas mucho más antiguas, como por ejemplo todas las que popularizó Gardel, más bien de la época de mi madre. El repertorio de Son de los Santos constituye una acertada elección de éxitos, capaces de mantenerse en cartel por décadas y décadas. Bellas músicas y buenas letras constituyen una combinación generalmente exitosa. El carácter de las canciones varía según las diversas motivaciones que las inspiraron: la nostalgia (o saudade) en “Lisboa antigua reposa”, o “Volver”; la firme voluntad de sobreponerse a la adversidad, como el “Resistiré”, del Dúo Dinámico, o la aventura amorosa de Joaquín Sabina “en un pueblo con mar / una noche, después de un concierto”...

Y como fin de fiesta, ante el entusiasmo de un público que aplaudió a rabiar, el plus "Viva el pasodoble", que interpretaba, no hace todavía muchos años, la inolvidable Rocío Jurado. En fin, el grupo Son de Los Santos nos hizo revivir el pasado, y nos trajo a la memoria el vivo recuerdo de nuestra juventud.

lunes, marzo 03, 2014

LA IRA DE DIOS

Moisés en el Sinaí rompe las Tablas de la Ley
Dice la Biblia que Dios hizo al hombre a su “imagen y semejanza” (Gen.1.27), pero lo que pasa es que, recíprocamente, el hombre imaginó a Dios a imagen y semejanza del hombre mismo. Y, consecuentemente, lo creyó susceptible de padecer accesos de cólera como cualquier ser humano. Ahora bien, ¿puede ser Dios accesible a pasiones de cualquier tipo, de forma que alteren la perpetua placidez y felicidad inherentes a su condición divina? He aquí una cuestión teológica que nos plantea dudas de enorme trascendencia. Hay razones para sostener cualquiera de las dos tesis opuestas: la de la compatibilidad, o no, de la ira con el ser divino. Recientemente me encontré, curioseando por Internet, con un artículo interesante sobre el asunto, unas reflexiones acerca del tema, por el profesor Enrique Otón Sobrino, catedrático de Latín en la Universidad Complutense.* La tesis de que la divinidad no es susceptible de ira la propugna Arnobio. La contraria es defendida por Lactancio.

Desde luego, la tradición bíblica y, en general, la doctrina católica nos enseñan que Dios puede enfadarse con nosotros, en el caso de que no nos portemos bien. A lo largo de toda la historia del llamado Pueblo de Dios está presente el temor de ese pueblo y su cuidado de no incurrir en su ira, hasta el punto de considerar como el principio mismo de la sabiduría el temor de Dios: Initium sapientiae timor Domini (El temor de Dios es el principio de la sabiduría, Proverb. 1.7)
Este temor se entiende como la forma más genuina del respeto. El argumento más sólido de los que creen que Dios es susceptible de airarse es precisamente el de los que afirman, como Lactancio, que “aquello que no se teme no se respeta”. La cita que el profesor Otón Sobrino aduce es concluyente. Dice “lo que no se teme se menosprecia. Lo que se menosprecia no se adora. Así ocurre que la religión y la majestad y el honor se basan en el miedo. Pero no hay miedo allí donde nadie se encoleriza. Es, por lo tanto, preciso que Dios actúe por la ira contra quien violare o menospreciare esta ley eterna y divina” (De ira Dei, 12)
El argumento principal de Arnobio se basa en la consideración de que la ira como pasión del ánimo repugna a la misma naturaleza de la divinidad. ¿Cómo va Dios a dejarse llevar por la ira, algo más bien propio de los hombres que de la augusta divinidad?

“¿Es que no veis qué clase de afectos tan torpes, qué insanias tan inapropiadas atribuís a la Divinidad?”. Y añade: “los dioses de verdad y los que son dignos de llevar el nombre de tales, ni se irritan ni se enojan, ni maquinan insidiosas acciones para hacer daño a otros” ( Adversus nationes, 1.17)

Pero Lactancio piensa que la ira de Dios está ordenada al bien de la Humanidad. Dios se aíra y castiga al hombre cuando éste no sigue los preceptos y consejos encaminados a su propio bien. La ira de Dios está justificada como garante del respeto que emana del siempre saludable temor de Dios.

El temor de Dios tiene profundo arraigo en la tradición bíblico cristiana. El viejo catecismo Ripalda lo considera incluso uno de los dones del Espíritu Santo: el séptimo, don de temor de Dios.

El Ripalda determina también cuántas naturalezas, voluntades, entendimientos, personas... hay en Cristo. Así, las naturalezas en Cristo son dos: la divina y la humana. En cambio, cuando se pregunta cuántas personas, la respuesta es terminante: “una y divina”. Así que, cuando Cristo se encolerizó con los mercaderes del templo y arremetió contra ellos, fue la persona divina la que se irritó. Ergo Dios es susceptible de ira. Toda la tradición bíblico-cristiana nos amonesta a resguardarnos de incurrir en la ira divina. Incluso en las Letanías de los Santos se incluye el ruego “ab ira tua, libera nos, Domine”. Y en numerosos pasajes litúrgicos se hace mención de la ira divina. Así en el motete conocido como el  Rorate, caeli,desuper " se ruega: No te encolerices, Señor, no te acuerdes más de nuestra maldad”... Y en el fúnebre canto medieval conocido como Media vita, se salmodia: “¿en quién buscaremos ayuda sino en Ti, Señor?. Tú que por nuestros pecados justamente estás enojado con nosotros”... (...qui pro peccatis nostris iuste irasceris)

Tengo que decir, al respecto, que yo estoy a favor de la tesis de Arnobio y en contra de Lactancio. Lo que éste ha intuido es que si quitas el temor de Dios (incluso con la sana intención de sustituirlo por el amor) se viene abajo el tinglado que sustenta la religión, uno de cuyos pilares apologéticos se basa en el miedo.Y es que "el miedo guarda la viña". Sobre todo, la viña... del Señor. Pero el miedo y el amor son incompatibles, como decía Ovidio con respecto a la majestad y el amor, que son igualmente incompatibles:
                                     
     Non bene conveniunt nec in una sede morantur
     maiestas et amor...  (Met. 1.846-7)

Lo que Lactancio intuye es que si la religión se basa únicamente en el amor y en la confianza en Dios, si se suprime el miedo, dejan de ser justificables las llamadas "guerras santas". Y les quitas la razón a aquellos que matan y torturan en el nombre de Dios, con el pretexto de ser "el brazo de la Ley Divina". Y se van al traste las inquisiciones de cualquier tipo. Había una vez en un pueblo (de cuyo nombre no quiero acordarme en este momento) un botarate que pretendía ser el brazo ejecutor de la ley divina. Probablemente hubo alguien que le hizo creer que tenía este privilegio. No creo que a semejante badulaque se le ocurriera la idea de que Dios lo había elegido a él precisamente, para descargar su ira divina sobre los rojos ateos. Tan convencido estaba que les decía a los que iba a fusilar:

_ No te mato yo, te mata Dios.
_______
* Véase “La Polémica de Arnobio y Lactancio en torno a la Ira Dei” (buscar en Google)