martes, febrero 26, 2013

FEBRERO, MES CANIJO Y EMBUSTERO

Febrero, el mes más corto del año, tiene fama de embustero. Un dicho popular atestigua esta mala fama: "Febrero engañó a su madre en el lavadero". Tiene también fama de 'locatis' y casquivano: de ahí que se le apode "Febrerillo el loco". Como tiene sólo 28 días (o, a lo más, 29 si el año es bisiesto) se le añaden uno o dos días más, falsos, y en ellos se sitúan los futuribles que jamás acontecen: el día 30 de febrero es la fecha inexistente donde se sitúan los acontecimientos que nunca tendrán lugar. Los romanos daban a entender esto mismo con la expresión ad Kalendas Graecas. Pues, como se sabe, los griegos no empleaban las Kalendas como una fecha de referencia. De modo que decir "en las Kalendas griegas", o en "el 30 de febrero", es como decir nunca

En el calendario romano este mes podía tener un día repetido, cada cuatro años, que era el día VI antes de las Kalendas de marzo.. Ese día era el 24 de dicho mes (este año cayó en domingo) y se databa como el día sexto antes de las Kalendas de marzo: VI a. Kal. Mart. Pero, como hemos dicho, cada cuatro años el mes de febrero tenía (y tiene) un día más. En este caso se consideraba que había un día repetido (el día 24), o sea, un VI bis a. Kal. Mart. Correspondían esos días al 24 y 25 de febrero, VI y VI bis, respectivamente. De ahí lo de bis VI, o bisiesto. En el año normal se contabilizan seis días desde el 24 de febrero al 1 de marzo, inclusives. En el año bisiesto se contabilizan igualmente seis días, pero partiendo del 25 de febrero al 1 de marzo. En realidad, en el año bisiesto el 24 de febrero debería llamarse VII a. Kal. Mart. Pero se le sigue llamando VI a.Kal. Mart. porque el día siguiente, el 25, se le llama bis VI a. Kal. Mart.

Entre las locuras que nos ha traído este febrero de 2013, que aún no ha concluido, están los resultados de las elecciones en Italia, con el triunfo de un político cuya mala reputación como disoluto no va a impedirle, según parece, alcanzar mayoría en el senado. No logramos entender cómo el electorado italiano puede otorgar confianza a un ciudadano como éste, conocido en todo el mundo por los escándalos sexuales que ha protagonizado. Por lo visto, estos escándalos no suponen un obstáculo a tener en cuenta por una parte del electorado de su país, que le otorga su confianza.

A los escándalos de la conducta del político se suma, en este caso, el escándalo de quienes le votan, con los antecedentes que acompañan la mala fama del llamado, irónicamente, 'il cavaliere'.

Una democracia que actúa así carece, en absoluto, de credibilidad. Es la farsa más escandalosa que puede darse en el escenario político. Pero...a lo mejor estoy equivocado.

jueves, febrero 21, 2013

NUEVA APOLOGÍA DE SÓCRATES


El día 19 pasado, por la noche, se celebró sesión en el Seminario Humanístico Zafrense, con intervención del profesor Carlos Díaz, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. La sesión resultó prolija, ya que las ideas del citado  profesor suelen ser, a menudo, polémicas: se prestan a la controversia, cosa que pudimos comprobar en esta ocasión una vez más. Entre los asistentes hubo quienes manifestaron su disconformidad respecto a ciertos puntos de vista del profesor. Otros nos reservamos nuestra opinión, como fue mi caso, por más que algunas de las afirmaciones del conferenciante estaban en abierta contradicción con mis propias convicciones. Sólo que, de un lado, cierta renuencia, natural  en mí, a manifestar mis propias ideas oralmente y, de otro, el propósito de asegurarme bien antes de hablar, me hicieron optar por el silencio. Aunque tengo a Carlos Díaz por antiguo amigo (ya estuvo en Zafra en una ocasión anterior y en aquella oportunidad me cupo a mí el honor de presentarlo a los oyentes) tengo que recordar, citando la frase aristotélica que él ha asumido, seguramente más de una vez, aquello de 'amicus Plato sed magis amica veritas' (Platón es amigo, pero la verdad es más amiga) El caso es que en cierto momento de su intervención el profesor vino a dar por sabido que el maestro Sócrates había practicado la pederastia. Esto, por mucho que tan abyecta práctica se considere bastante generalizada en la antigua Grecia, no deja de constituir una tacha capaz de arruinar la calidad moral de nuestro personaje; algo que de ninguna manera se puede consentir; sobre todo porque no es sólo que no existen testimonios documentales que confirmen la presunta pederastia de Sócrates, sino que tenemos testimonios fehacientes justamente en sentido contrario. Ni siquiera las acusaciones que se formularon contra él por la vía judicial (la de Ánito y Meleto) tocaban el tema de la pederastia. En efecto, leyendo la primera Apología de Sócrates, la de Platón (la segunda 'apología' es la de Jenofonte, discípulo igualmente de Sócrates, como Platón) se vienen a sustanciar las acusaciones en una cuestión de presunta heterodoxia doctrinal, no por prácticas sexuales de tipo 'sodomita', por ejemplo. Si Sócrates 'corrompe' a la juventud, según la acusación oficial, es porque "no cree en los dioses en los que cree la ciudadanía, porque suele investigar los fenómenos que se dan bajo la tierra, y en el cielo y, especialmente, porque enseña a hacer de un argumento flojo un argumento fuerte". Esa era la peculiar habilidad que se atribuía a los llamados 'sofistas'. Sus acusadores pretendían desacreditarlo, como si Sócrates fuera un sofista más. Según esto, Sócrates resultaba peligroso  para la juventud  porque, al decir de sus detractores, se dedicaba a corromper a los muchachos (tous néous diaftheírein) con las doctrinas en las que trataba de imbuirlos, no respetuosas con la religión 'oficial'. Nada, pues, que tenga que ver con presuntas prácticas sexuales.
En este sentido disponemos de un texto explícito de Platón, que todos podemos leer en alguna buena traducción del griego (no hace falta saber griego para estudiar con provecho las enseñanzas de los primeros maestros de filosofía, o, por lo menos, de los primeros que se dieron en la historia de la cultura) El texto, si alguien está en condiciones de leerlo en su lengua original, lo puede buscar en el diálogo platónico titulado El banquete ('To sympósion') y su referencia por la edición de Stephanos es un largo pasaje que va desde 217b a 219d. Lo pueden ver en alguna buena traducción (a la vista tengo, en este momento, la de Luis Gil Fernández,  en la colección de la  Biblioteca de Iniciación Filosófica, en la editorial Aguilar) Me quedo, de toda esa larga cita (en la que se relata cómo Alcibíades pretende poner a prueba la virilidad o varonía de Sócrates) con la siguiente frase del propio Alcibíades: 

¡Sabedlo bien, por los dioses y por las diosas! Me levanté, tras haber dormido con Sócrates, ni más ni menos que si me hubiera acostado con mi padre o con mi hermano mayor.

Fin de la cita. Aunque para los que quieran (y puedan) cotejar estas palabras con su redacción original, se las transcribo a continuación en el texto griego:

εὖ γὰρ ἴστε μὰ θεούς, μὰ θεάς, οὐδὲν περιττότερον καταδεδαρθηκὼς ἀνέστην μετὰ Σωκράτους ,  ἢ εἰ μετὰ πατρός καθηῦδον  ἢ ἀδελφοῦ πρεσβυτέρου

(Symp. 219c7 to 219d2)   
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lunes, febrero 18, 2013

CUANDO EL CRÁNEO DEVIENE CARACOLA


Como es sabido, cuando aplicamos nuestras orejas a las caracolas marinas, ya vacías de sus anteriores inquilinos, escuchamos un ruido muy similar al del oleaje, como si esas concavidades fuesen verdaderas cajas de resonancia en las que hubiera quedado recogido para siempre el rumor del océano. A veces, en nuestro cráneo, cuando todavía es recipiente de una masa cerebral viva, se producen ciertos ruidos, reales o aparentes, generalmente de origen patógeno. Son los denominados acúfenos en el léxico propio de la Medicina. Suelen ser, con frecuencia, indicadores de una hipertensión en proceso de desarrollo y constituyen un aviso para que acudamos al médico, indicándole este síntoma. Seguramente el doctor procederá a tomarnos la tensión y el aparato de medir la tensión arterial, probablemente, confirmará nuestras sospechas en este sentido. Hasta aquí nos hemos movido en el terreno de la fisiología. Es decir, de lo estrictamente físico. Pero he aquí que a mí lo que me interesa, especialmente, es rebasar el plano de lo puramente físico para moverme en el terreno de lo metafísico. O, si queréis, en el plano de lo poético o lo metafórico. La alegoría, en este caso, es elocuente: caracola es a cráneo como mar es a muerte.

Que el mar es símbolo de la muerte, todos lo sabemos; especialmente cuando recordamos los famosos versos de Manrique:

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar
que es el morir.

Un poeta que hace de esta metáfora (mar = muerte) uno de sus Leitmotive poéticos preferidos es Miguel Hernández. Con la palabra 'mar', como contraseña poética de la muerte, Miguel Hernández emboza en un recatado eufemismo una palabra que es de suyo inquietante y especialmente amarga, cuando queremos hacer partícipe de su presentimiento a un ser querido. Es el caso de Miguel Hernández, sincerándose, al respecto, con su mujer, participándole el presentimiento de que va a morir antes que ella :

Esposa, sobre tu esposo
suenan los pasos del mar.

(Cancionero y romancero de ausencias, 118)

Tu destino es de la playa
y mi vocación del mar.

("Un carnívoro cuchillo", de El rayo que no cesa)

Cuando no se trata de apesadumbrar a nadie con una mala noticia, el poeta no tiene inconveniente en hacer explícito el contenido del símbolo. Así en el poema "El pez más viejo del río", dice el poeta (sin duda para sus adentros sintiéndose identificado con él) que:

tomó el camino del mar,
es decir, el de la muerte.

(Cancionero y romancero de ausencias,119)

Y la poética moraleja, o conseja, de este cuentecillo es que, respecto al metafórico mar de la muerte, nuestro cráneo, metafóricamente también, se convierte, a veces, en caracola.


(Ilustración de Apeles Mestres para El Lazarillo de Tormes, edic. 1882)