Febrero, el mes más corto del año, tiene fama de embustero. Un dicho popular atestigua esta mala fama: "Febrero engañó a su madre en el lavadero". Tiene también fama de 'locatis' y casquivano: de ahí que se le apode "Febrerillo el loco". Como tiene sólo 28 días (o, a lo más, 29 si el año es bisiesto) se le añaden uno o dos días más, falsos, y en ellos se sitúan los futuribles que jamás acontecen: el día 30 de febrero es la fecha inexistente donde se sitúan los acontecimientos que nunca tendrán lugar. Los romanos daban a entender esto mismo con la expresión ad Kalendas Graecas. Pues, como se sabe, los griegos no empleaban las Kalendas como una fecha de referencia. De modo que decir "en las Kalendas griegas", o en "el 30 de febrero", es como decir nunca.
En el calendario romano este mes podía tener un día repetido, cada cuatro años, que era el día VI antes de las Kalendas de marzo.. Ese día era el 24 de dicho mes (este año cayó en domingo) y se databa como el día sexto antes de las Kalendas de marzo: VI a. Kal. Mart. Pero, como hemos dicho, cada cuatro años el mes de febrero tenía (y tiene) un día más. En este caso se consideraba que había un día repetido (el día 24), o sea, un VI bis a. Kal. Mart. Correspondían esos días al 24 y 25 de febrero, VI y VI bis, respectivamente. De ahí lo de bis VI, o bisiesto. En el año normal se contabilizan seis días desde el 24 de febrero al 1 de marzo, inclusives. En el año bisiesto se contabilizan igualmente seis días, pero partiendo del 25 de febrero al 1 de marzo. En realidad, en el año bisiesto el 24 de febrero debería llamarse VII a. Kal. Mart. Pero se le sigue llamando VI a.Kal. Mart. porque el día siguiente, el 25, se le llama bis VI a. Kal. Mart.
Entre las locuras que nos ha traído este febrero de 2013, que aún no ha concluido, están los resultados de las elecciones en Italia, con el triunfo de un político cuya mala reputación como disoluto no va a impedirle, según parece, alcanzar mayoría en el senado. No logramos entender cómo el electorado italiano puede otorgar confianza a un ciudadano como éste, conocido en todo el mundo por los escándalos sexuales que ha protagonizado. Por lo visto, estos escándalos no suponen un obstáculo a tener en cuenta por una parte del electorado de su país, que le otorga su confianza.
A los escándalos de la conducta del político se suma, en este caso, el escándalo de quienes le votan, con los antecedentes que acompañan la mala fama del llamado, irónicamente, 'il cavaliere'.
Una democracia que actúa así carece, en absoluto, de credibilidad. Es la farsa más escandalosa que puede darse en el escenario político. Pero...a lo mejor estoy equivocado.