viernes, septiembre 28, 2007

FAIR PLAY, MR. JAMES MAYOR

Leo en el diario HOY de Extremadura, página 25, una noticia fechada hoy (28-9-07) que no puedo pasar sin comentario. El ex ministro del Interior Sr. Mayor Oreja ha afirmado en una conferencia dada en Madrid que “la gran estrategia de Zapatero es una ETA legalizada”. Afirmación que me parece de juzgado de guardia, por lo que tiene de calumniosa. Si el interesado no se querella, será debido a las tragaderas que los políticos deben (es un suponer) desarrollar para digerir tamaños disparates. No sé yo si los propios correligionarios del Sr. Oreja admiten que se falte a la verdad de forma tan descarada, con tal de desacreditar al rival político. Que la afirmación del ex ministro es calumniosa se cae por su peso, al tener un rotundo mentís en la realidad: los miembros de ETA están siendo perseguidos y encarcelados, aun con mayor eficacia que cuando él, el señor Mayor, era ministro del Interior.
Este tipo de juego sucio para combatir al rival político resultará, a la larga, contraproducente para él y para su partido. No se puede faltar a la verdad sin que se resienta la propia reputación política.
El Sr. Mayor Oreja tiene una cuenta pendiente con el electorado español, incluido por supuesto su propio partido, por no haber refrendado en el Parlamento europeo la condena del franquismo, previamente suscrita por unanimidad en el Parlamento español, en memorable sesión del 20-N-02. Desdecirse de lo dicho y acordado anteriormente conlleva descrédito, resta credibilidad política a él mismo y a su partido. Fue un paso atrás en el proceso democrático. Debería saber el Sr. Oreja que la condena explícita del franquismo es conditio sine qua non de la democracia en nuestro caso concreto, ya que lo uno es incompatible con la otra. La Ley de la Memoria Histórica exige que entre sus cláusulas haya una que condene explícitamente el franquismo, o la dictadura, ya que ambas cosas son equivalentes. O somos demócratas o somos pro franquistas. No hay dialéctica capaz de hacer compatibles ambas cosas.
Y no vale decir, para justificar la no condena del franquismo, lo que dijo el Sr. Oreja en el parlamento europeo: que Franco había impedido la expansión del comunismo en el sur de Europa. Más exacto sería decir que se cargó a cuantos comunistas pudo, junto a otros que no militaban exactamente en las filas comunistas. Pero el caudillo hizo tabla rasa para pasar por las armas a socialistas, comunistas y republicanos, en general.
Pero, a lo que íbamos: el Sr. Oreja falta a la verdad de manera flagrante y su afirmación de que el presidente legítimo del actual Gobierno español busca nada menos que “legalizar a ETA”, pudiera ser constitutiva de un delito de calumnia.
Flaco favor le hace a su partido de cara a las elecciones.

jueves, septiembre 27, 2007

"Graphiterus vulgaris"

Entre las diversas subespecies de la fauna urbana, una ha proliferado últimamente de manera indeseable, en perjuicio de la estética y la buena impresión que el aspecto general de nuestras ciudades pueda causar en el ánimo de nuestros eventuales visitantes. La huella visible de esta subespecie del ‘homo inurbanus’ es la pintada, y los efectos inevitables sobre la opinión que esos visitantes se pueden formar acerca de nosotros son negativos: dan una idea de nuestro grado de civismo que no puede sernos favorable. De rebote, ponen en tela de juicio la misma eficacia de nuestras autoridades.
Esta subespecie y todas las demás que pueden darse del ‘homo inurbanus’ deberían ser declaradas a extinguir, caso de que prosperase y se consolidase en nuestras aulas esa disciplina necesaria y, sin embargo, hoy por hoy, patribus detestata, que se denomina Educación para la Ciudadanía. En una república (entiéndase esta palabra, en sus connotaciones más genuinas, como sinónimo de estado democrático) la pintada debería estar proscrita como delito de incivismo.
Para designar a este indeseable espécimen de la fauna urbana propongo un remoquete latino, al estilo de los naturalistas del siglo XVIII, los Linneo, los Cuvier, los Buffon, etc. Propongo la denominación de Graphiterus vulgaris. Lo de ‘vulgaris’, sirve para acotar la extensión del concepto a ese típico embadurnador de fachadas en el que no puede darse ni el más mínimo atisbo de arte. De ahí lo de ‘vulgaris’, que se puede entender en su sentido despectivo de ‘vulgar’ o, menos despectivo, de ‘común’. En todo caso queda a salvo la posible existencia de un graphiterus ornamentalis (llamémosle así provisionalmente) cuya viabilidad podría ser estudiada y, en su caso, recogida en las futuras ordenanzas municipales.
Lo que es de todo punto sancionable por la ley y perseguible por la autoridad es ese vil guarreteo de las fachadas por manos enemigas del decoro y del aseo de la propia ciudad.
He creído oportuno traer aquí, a guisa de ejemplo, el caso de cierto gorrino que va dejando por ahí su impronta de mala educación en nuestra, por lo demás, bella e histórica Zafra.
El grafitero de marras va depositando aquí y allá las iniciales de su nombre, como la bestiola que marca su territorio. En este caso como una afirmación de su ‘ego’. Es su manera de decir ‘aquí estoy: miradme’. Con la fatua vanidad del marmolillo que, cuando se ve solo ante una pared encalada, o mejor, si está revestida con materiales de lujo, siente el deseo irrefrenable de “concederse a sí mismo un autógrafo”.
A ver con qué autoridad puede luego el Ayuntamiento exigir a los perjudicados que encalen o revoquen sus fachadas. Porque el perjudicado podría reclamar, jurídicamente, al Ayuntamiento.










martes, septiembre 25, 2007

Y tú, ¿quién [coño] eres?

Un antiguo colega del San Atón, el fontanés Enrique Gajardo, me contaba, no hace mucho, que sus compañeros de curso (los supervivientes, por supuesto) decidieron celebrar con una comida de convivencia en el Seminario los 50 años de su primer encuentro como alumnos en aquel mismo lugar.
Al volverse a encontrar, después de tantos años, muchos no se reconocían entre sí, lo que obligaba a preguntarse unos a otros por la respectiva identidad, en una jocosa averiguación que equivalía a aceptar que los viejos colegas se habían convertido en unos desconocidos. El sentimiento de frustración que la situación ocasionaba (tener que admitir fallos de memoria) se traducía en la castiza interjección hispánica, manifestativa, en este caso, de la intriga y el desconcierto que nos produce lo desconocido que debiera, sin embargo, sernos conocido.
La misma frase, pero ya sin el aditamento que ponemos entre corchetes, constituye el título de una muy reciente película protagonizada por los veteranos actores Manuel Alexandre y José Luis López Vázquez, y dirigida por Antonio Mercero. La trama argumental del film versa sobre esa enfermedad degenerativa conocida por el nombre de su descubridor: Alzheimer. Enfermedad senil, una de las variantes del deterioro mental que suele ser inherente a las edades avanzadas y, a veces, no tan avanzadas; pues el mal también puede aparecer con relativa ‘precocidad’.
Seguro que la mayoría, quizás la totalidad de los que acudieron a aquella cita no padecían la cruel enfermedad. Su ocasional amnesia se debía al profundo cambio que se había operado, después de 50 años, en aquellos compañeros a quienes se trató en la época juvenil. La culpa era, principalmente de la transformación sufrida, por efecto de la edad, en los rostros y en los cuerpos de aquellos antiguos camaradas. Quienes leían en sus años juveniles a Virgilio podrían, en la presente ocasión, recordar las palabras de Eneas, al reconocer a Héctor, desfigurado por la derrota:

Quantum mutatus ab illo!

¡Qué diferente de aquél a quien yo conocí en mi juventud, este anciano canoso, calvo, arrugado, que ahora tengo ante mis ojos!

No, no era Alzheimer, por más que la ocasional desmemoria pudiera hacer recordar la terrible enfermedad. No era que se hubiera borrado de la memoria el recuerdo de nuestros camaradas; es que, sencillamente, no los recordábamos así. El desconcierto provenía, precísamente, de que nuestros recuerdos no encajaban en la realidad presente.


Porque, despojarnos de los recuerdos es como si nos despojasen de la vida. Y el Alzheimer equivale a sumergirse, aun antes de morir, en las aguas del Leteo de la muerte.
Supongo que los viejos camaradas, tras el reconocimiento mutuo, volverían a retomar, junto a los recuerdos del pasado revivido, el hilo de la existencia, aún no cortado por las tijeras de Átropos *


____


* Una de las tres Parcas, la que cortaba el hilo de la vida. La ilustración reproduce una pintura de Goya titulada Las tres Parcas.

martes, septiembre 11, 2007

Así da gusto








A juzgar por las fotos con que nos regala hoy EL PAÍS, los políticos están dando ─¡por fin!─ una imagen distinta de la habitual. De juzgar por esas fotos, diríamos que las perspectivas no pueden ser más halagüeñas. Réparese, si no, en la actitud de Ángela Merkel y Sarkozy, tan acaramelados que parecen estar a un tris de unir sus labios en un apasionado beso. Da gusto verlos tan amartelados, hasta parecen más guapos. Que cunda el ejemplo.
¡Ay, Ángela! ¿Cómo es posible que andéis a la gresca las más veces los políticos, con lo bonito que es amarse?

Pues no digamos el caso de Zapatero y Esperanza Aguirre, amagándose mutuamente con unas zalemas que parecen precursoras del ósculo. Así da gusto. Aproximaciones como éstas, y aun mayores, es lo que necesita la política española, habitualmente bronca y esquinada. Que pueda decirse aquello que se decía de los primitivos cristianos:”¡Mirad cómo se aman!”.



La noticia luctuosa del día es la muerte de una de las actrices más simpáticas de Hollywood (antes, naturalmente, de que encarnase, muy eficazmente, por cierto, el abominable papel de la Ángela Channing de Falcon Crest). Ya sabéis que me estoy refiriendo a Jane Wyman, uno de mis primeros amores (platónicos, claro) de juventud. Yo me había divorciado de ella (platónicamente, por supuesto) cuando se metió en la piel de aquel avieso personaje. Ya no era la adorable pizpireta que yo amé, haciéndome pasar por Bing Crosby, en aquella deliciosa historia que se titulaba Aquí viene el novio (Here comes the groom). Porque era de veras seductora, por aquellos años, la anciana actriz que ahora acaba de morir. Chatunguera, resuelta, con un desparpajo encantador. Recuerdo una canción que también popularizara, hace muchos años, pero menos, el cara de Luis Aguilé:

La chatunga tiene algo que me gusta

Busco, a través de Google los datos biográficos de la Wyman juvenil y veo que estuvo casada con Reagan y con él tuvo dos hijos.

¡Vaya tío con potra! Se acostó con la Wyman de mis sueños y, encima, llegó a presidente de los Estados Unidos.