viernes, julio 31, 2015

LOS PRESUNTOS CAÍDOS DE DERECHA DE ACEUCHAL


En este muro externo de la capilla del sagrario de la iglesia parroquial de Aceuchal, hubo un tiempo una lista de presuntos caídos de derecha. Era la lista compensatoria que servía para contrarrestar las bajas de los asesinados de la izquierda. Esa lista desapareció a finales de la década de los 40 o, tal vez, a principios de la de los 50. Si se trataba de caídos en el frente de combate y era, en realidad, una relación de muertos por la causa que se consideraba legítima, ¿por qué fue eliminada de la pared todavía en los años del primer franquismo? ¿Era, acaso, una lista amañada, para cubrir el expediente de justificar, de alguna manera, el número de los que cayeron asesinados por la derecha?

La lista, como digo, desapareció relativamente pronto. ¿Le remordió a alguien la conciencia de haber amañado aquella lista de supuestos caídos? Está por investigar quiénes fueron aquellos 'presuntos caídos' y dónde y cómo 'cayeron'. ¡Investigadores de la historia de Aceuchal! Os corresponde poner en claro este punto, pues parece que se trata de una superchería que se repitió en otros pueblos de Extremadura. Una más de las odiosas añagazas encaminadas a justificar los crímenes que se cometieron con los asesinados de la izquierda.
Los muertos nos piden insistentemente el esclarecimiento de estos hechos. Y no van a dejarnos descansar hasta que lo logremos.

jueves, julio 30, 2015

TÍO JERÓNIMO Y SU SOBRINO JUANITO

Reproduzco aquí dos fotografías: la del texto de la peana de la cruz de los caídos, de Aceuchal, y la foto de mi tío Jerónimo conmigo, de pequeño, sentado en su pierna izquierda. Dos fotos que en su momento tendrán su oportuno comentario.













COMENTARIO A LA FOTO 1ª
Que quede claro: Esa cruz ampara ahora a todos los caídos de Aceuchal, y no sólo a los que cayeron en la guerra civil del 36, sino en las 'guerras civiles de España'. ¿Por qué ese afán de diluir en una pluralidad de guerras civiles la única y la más sangrienta de la que tenemos memoria? El texto es huidizo, sesgado y evasivo. Los caídos en la última de esas 'guerras civiles' no lo fueron en el frente, luchando con las armas en la mano contra el enemigo, sino asesinados a mansalva en la retaguardia. Ese texto oculta la nuda verdad de aquellos asesinatos.

COMENTARIO A LA FOTO 2ª

En ella aparecemos tío Jerónimo, con veintipocos años y yo con tres o cuatro años. Así que la foto debe datar de 1937 ó 1938. Por esas fechas tío Jerónimo tenía 21 ó 22 años.
Se le ve elegante y atildado, con sus zapatos de charol, bien lustrados, su gorra a rayas, su chaleco y su corbata. Poco después iría a enrolarse en el ejército, Y ya sólo lo veíamos cuando venía de permiso. Hizo de la carrera militar su 'modus vivendi. 
 Fue sargento y no recuerdo si brigada.Tío Jerónimo lamentó para los restos de su vida el haberse fiado de los traidores presuntos amigos que lo persuadieron a que fuese en busca de su hermano Eloy, mi padre, que estaba oculto en un cortijo de La Parra. Lo convencieron con la promesa firme de que respetarían la vida del fugitivo, puesto que "como nada malo había hecho, nada malo tenía que temer".
 El argumento era verdadero sólo a medias. Efectivamente, nada malo había hecho, pero de los traidores, hay que temerlo todo. Y no fiarse lo más mínimo. Esto es lo que el bueno de tío Jerónimo no había previsto. La falsía de aquellos felones.
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   NOTA: Clicar sobre la foto que interese agrandar. Tío Jerónimo lleva en la solapa izquierda de su americana una franja negra de luto, sin duda por la reciente muerte de su hermano Eloy, mi padre, asesinado por la derecha franquista el día 10 de septiembre de 1936.                                                                                                                                                                                                                                 

domingo, julio 05, 2015

CALLEJEROS SIN RENOVAR

Leí  en el diario Periódico de Extremadura de fecha de ayer una noticia en un pequeño recuadro, según la cual la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex) ha pedido al alcalde de Oviedo que retire el nombre del general Yagüe, que todavía ostenta una de las calles de la capital del Principado. La noticia la reproduce el periódico HOY, en esta misma fecha, (p. 17). Pero esta vez la reclamación va dirigida a la alcaldesa de Madrid, recientemente nombrada, Manuela Carmena.
Lo que asombra (si es que alguien conserva aún su capacidad de asombro) es la incuria de esos ediles de las capitales ovetense y madrileña, respectivamente, a los que ha pasado desapercibido (o, lo que es peor, si lo han hecho a sabiendas) que Yagüe fue uno de los más sanguinarios de los generales rebeldes del franquismo. De ingrata memoria, su crueldad se puso de manifiesto durante la toma de Badajoz, en la que fue responsable de tantas muertes de civiles que se ganó, por esas matanzas, el sobrenombre de "el carnicero de Badajoz".

Y he aquí que en esta España presuntamente democrática del año 2015, la llamada 'democracia de la Transición', sigue estancada, empantanada, en unas calles intransitables por el lodo de su nombre: el funesto Juan Yagüe.

 Oprobio para los vecinos de esas calles y para los asturianos, los madrileños y los españoles, en general, que aún no han alzado la voz para exigir de las autoridades presuntamente democráticas la retirada de ese nombre, ominoso para el callejero de cualquier ciudad de España.

viernes, julio 03, 2015

MEMORIA DE JUAN PAVÓN, ALCALDE SOCIALISTA DE LA REPÚBLICA (ACEUCHAL 1936)

Juan Pavón Rosario, alcalde republicano de Aceuchal
El último de mis ocho apellidos (integrando los de mis abuelos paternos y maternos) es el de Rosario, el apellido materno de Juan Pavón. La madre de éste era hermana de mi bisabuela Abilia, la madre de mi abuela materna. Mi madre le llamaba tío Juan Pavón, pues era primo hermano de mi abuela, Avelina Rodríguez Rosario.
Tío Juan Pavón fue elegido alcalde socialista de Aceuchal en los años que precedieron a la sublevación militar de 1936. Era un hombre íntegro y honesto a carta cabal, de auténtico talante socialista, lo que le hacía discrepar de aquellos que se llamaban a sí mismos socialistas, cuando su única aspiración política era la de medrar a cuenta del socialismo. De estos falsos socialistas solía decir tío Juan Pavón (y yo se lo oí contar a mi madre) : "Estos (se refería a algunos de sus propios correligionarios) no quieren "lo de tós pa tós. Lo que quieren es lo de tós pa mí".
Esta integridad se cuidaba de los más mínimos detalles: había no sólo que ser honesto en política sino, también, parecerlo. De esto nos da una idea la siguiente referencia: se produjo en el ayuntamiento de Aceuchal por aquellas fechas  una vacante de auxiliar de oficina. Había dos aspirantes a cubrir dicha vacante: Horacio Valcárcel Capilla y mi padre, Eloy García Guerrero. Como se daba la circunstancia de ser mi padre yerno de Avelina, prima hermana de Juan Pavón, éste se abstuvo en la votación que debía decidir la adjudicación final de la plaza. Salió elegido mi padre, pero con la abstención del alcalde. O sea, Juan Pavón se adelantó muchos años a eso que actualmente se llama ejercer la transparencia en el cargo.

Cuando la situación de enfrentamiento con la oposición fascista se hizo más tirante y se previó la probabilidad de un conflicto armado, el llamado Comité Antifascista propuso un pacto con la oposición, según el cual, tanto los unos como los otros, se comprometían a respetar mutuamente las vidas de los oponentes. Cuando llegó, en la realidad, la ocasión de cumplir dicho pacto, se vio la deslealtad de los del bando fascista. El pacto firmado por ambas partes resultó ser un papel mojado.

Ya en marcha el golpe de estado, mi padre huyó a esconderse en un cortijo, próximo a La Parra, donde tenía unos amigos o familiares.
Los 'cazarrojos' del pueblo sonsacaron a mi tío Jerónimo, un joven de 20 años, crédulo e inexperto, al que convencieron para que fuera a buscar a su hermano, puesto que no había hecho nada malo y, por lo tanto, nada tenía que temer. Su vida no corría ningún peligro. Incluso le proporcionaron un carro y una caballería para que lo trajera al pueblo, donde en todo momento su vida sería respetada. Y el pobre tío Jerónimo, crédulamente, se fio. Tan pronto llegó a Aceuchal mi padre, fueron a casa para llevarlo inmediatamente a la cárcel. A los pocos días lo sacaron de allí, con otros presos, para llevarlo a fusilar al cementerio, la madrugada del 10 de septiembre de 1936.