Vigorosos de franquismo, los padres de la Constitución, (Fraga y afines) dieron sus genes para la formación de la nueva criatura, que debía presidir la nueva Transición española. El resto del equipo aportó lo que pudo, menos testosterona. Así salió la Constitución de la Transigencia, que ha caracterizado la Transición y que ha consistido en el transeat (que pase, con tal de no despertar al ogro dormido del franquismo)
Hay que reconocer que también se transigió con algunos cambios de nombres en las calles y algunas retiradas de los lugares públicos de algunas estatuas del dictador.
Pero donde la renuencia se ha hecho más resistente es en la sistemática negativa, por parte del PP ante la propuesta de una condena explícita del franquismo:
¿Podrá el PP oponerse indefinidamente a asumir la condena explícita, institucional y constitucional, del franquismo? Eso equivaldría a mantener a España al margen de la democracia legítima a la que tiene derecho.
Señores del PP, ustedes no han condenado aún (siendo su principal deber democrático) un régimen que nació de un delito de alta traición (perduellio), con el llamamiento a fuerzas extranjeras, para destruir la propia nación. Un régimen cuya presunta legitimidad se cohonestó desde diversos estamentos, principalmente el esclesiástico, en su jerarquía: baste sólo citar el nombre de uno de estos jerarcas eclesiásticos: el del Cardenal Isidro Gomá y Tomás. El que osó equiparar el levantamiento franquista a una Cruzada.
Señores del PP, ustedes no han colaborado a desmontar estas viejas estructuras del aparato franquista subsistente, impidiendo rehabilitaciones y reparaciones que están reclamando justicia clamorosamente, como es el caso del poeta Miguel Hernández, petición rechazada, por cierto, a la nuera del poeta que la solicitó.
¿Ustedes creen compatible que un señor como el Presidente del Constitucional, Pérez de los Cobos, pueda ejercer un cargo político, cuando existe la norma constitucional de que todo cargo político, a partir de cierta responsabilidad, tiene que renunciar a su militancia partidista, de manera que se entienda que el ejercicio del cargo no va a ser intervenido por la influencia del partido político al que pertenece?
Esta ‘democracia’ es la que tiene que cambiar de ‘look’ ante Europa, si no queremos ser el hazmerreír de los pueblos verdaderamente demócratas de Europa y del mundo.