lunes, julio 25, 2011

ESCATOLOGÍA Y FOLKLORE

En este blog, que ya va por el 5º año desde que vio la luz en octubre de 2006, he insistido en varias ocasiones sobre el tema escatológico en su acepción nefanda. O, si se prefiere, obscena. En castellano, el adjetivo ‘escatológico’ tiene dos acepciones: la que se refiere a las ultimidades o postrimerías (muerte, juicio, infierno y gloria, según el viejo catecismo Ripalda) y la que se refiere a lo relacionado con los excrementos (la otra tetralogía, la obscena o nefanda: caca, culo, pedo, pis) En otros idiomas europeos (francés, inglés, italiano...) cada una de estas acepciones es perfectamente distinguible porque se acomodan a sus respectivos étimos griegos: ‘skatós'- excremento- o ‘éschatos'- último)



Las entradas de este blog que tienen contenido ‘scatològico’ (it.), no ‘escatològico’ (it.) corresponden a las siguientes fechas: (25-6-2007), (7-2-2009), (15-7-2010). Fuera de este cuaderno de bitácora he publicado algún artículo más sobre el tema, el más reciente salió en la Revista de Feria (la feria de Zafra) del año pasado (pp. 100-2), con el título “La componente escatológica en la poesía de Miguel Hernández”. El artículo más antiguo que he escrito sobre este tema recurrente se publicó en la revista Alminar (Revista de Cultura de la Institución Pedro de Valencia) en el nº 6, junio de 1979, pp. 22-3. El título de este primer artículo es “Refranero escatológico de la Baja Extremadura”. Puede que sea el primer intento de compilación de refranes relacionados con la ominosa tetralogía. Miguel Hernández identificaba lo escatológico, en este sentido, con “lo abominable” (octava XII de Perito en lunas)

Pero hoy me siento motivado a insistir sobre el recurrente tema porque, recientemente, dos jóvenes amigos de la Universidad de Huelva han contribuido a la edición de los diversos trabajos que constituyeron sendas ponencias en un curso realizado en esa universidad, a lo largo del académico 2008-9. El curso llevaba el sorprendente título de "Historia de la mierda". No apto, naturalmente, para espíritus delicados. Pero para un humanista, al que se supone avezado conocedor de ciertas valiosas consignas de la antigüedad, como el horaciano nihil admirari (‘no sorprenderse por nada’) o el terenciano nihil humanum a me alienum puto* (‘nada humano lo considero extraño a mí’) no tiene por qué ser un inconveniente el encarar ciertos temas considerados ‘tabú’ por el común de los mortales.


Se celebró el curso, con el desenfado y buen humor que cabía esperar del talante de los organizadores, encarando el tema con académica deportividad, sin remilgos, pero también sin complacencias y concesiones a lo chocarrero. Y se demostró que hasta de la mierda se puede aprender.


Es más, las ponencias del insólito curso se han editado y en la última feria del libro han constituido un éxito de ventas, como lo atestigua una noticia publicada por el diario El Mundo. es /Andalucía. Facilitamos el correspondiente enlace aquí.

Ahorro al lector la foto de la portada del libro, porque va incluida en el enlace que acabo de facilitarle. Un éxito de ventas. Todo un best seller.



* La cita de Terencio (Heaut. 77) dice exactamente: Homo sum: humani nil a me alienum puto. Se trata de un senario yámbico.