viernes, mayo 30, 2008

EL ENIGMA DE UNOS VERSOS

*Caricatura de Rubén Darío, por Gallego




Hay, no obstante, que ser fuerte,
pasar todo precipicio,
y ser vencedor del vicio,
de la locura y la muerte..
.
(Rubén Darío)



***


El escepticismo y la perplejidad son la tónica de estos versos de Rubén.


“No obstante…” es el título de este pequeño poema de sus Cantos de Vida y Esperanza, integrado por tres redondillas, la última de las cuales (citada en el encabezamiento) ha sido malentendida por algunos editores y mal interpretada por otros tantos críticos y glosadores del poeta de Nicaragua.
Estos intérpretes equivocados han creído que el tono de los versos de Rubén es, en este caso, asertórico; exhortativo, incluso, para no dejarse ganar por el desaliento y superar los trances más duros con presencia de ánimo.
No obstante… nuestra interpretación es muy otra, ya que creemos que esos versos son reveladores del escepticismo y la incredulidad consiguientes a la quiebra de la fe, o al desengaño subsiguiente a la decepción.

Si los versos citados hubiesen estado encuadrados por signos de admiración (¡!) tal vez hubiera podido apreciarse, a primera vista, cuál fue la intención del poeta al escribirlos. Pero, no: el poeta ha eludido aquí el gesto dramático, suprimiendo esos signos y rematando su reflexión por unos puntos suspensivos, significativos, a nuestro entender, del desconcierto y la perplejidad del hombre ante el contrasentido que supone postular tal cosa, después del cataclismo mental al que aluden los versos precedentes.

En efecto, las dos estrofas anteriores dan idea de la tremebunda conmoción que ha dejado al alma en suspenso, echando por tierra los soportes en los que se fundamentaba su fe en la realidad:

¡Oh, terremoto mental!
Yo sentí un día en mi cráneo
como el caer subitáneo
de una Babel de cristal.

De Pascal miré el abismo
y vi lo que pudo ver
cuando sintió Baudelaire
el ala del idiotismo
.

Y remata el poema con los versos da capo (es decir, los que citábamos al principio) que ahora se nos revelan plenos de sentido. Y es que resulta un contrasentido pedir que, después de ese terremoto interior, el hombre pueda estar en condiciones de poner en práctica lo que esos versos pretenden.




martes, mayo 27, 2008

LA GUERRA DE LOS ALFILES

Como los alfiles (bishops, en inglés, es decir, obispos) los jerarcas de la COPE atacan en diagonal al Gobierno, empeñados en comerle una pieza que consideran importante en su lucha estratégica contra el Estado democrático. La pieza en cuestión es la asignatura llamada Educación para la Ciudadanía que, pese a su inofensivo título, encierra por lo visto, para ellos, un solapado ataque a los principios de la moral católica. Ellos ven la serpiente oculta bajo la aparente inocuidad de ese título: latet anguis in herba (bajo la hierba se oculta la serpiente) La hierba encubridora del peligro latente son aquí las palabras ‘educación’ y ‘ciudadanía’, tapaderas del mal. ¿Quiénes sino ellos, avezados a distinguir este mal y conocedores, como nadie, del principio que reza “detrás de la cruz está el diablo”, podrían detectar que, tras esas palabras respetables, se disimulan y esconden las más abyectas aberraciones, esas que el perverso PSOE acaba legalizando?
Ahora bien, exhortar a sus prosélitos a la desobediencia civil, incitarlos a la objeción de conciencia frente a una disciplina cuyo principal objetivo es la formación de los educandos en los principios que inspiran el Estado de derecho, entre ellos el de la libertad de conciencia, es obrar en oposición a ese estado y, en definitiva, en contra de la democracia. La objeción de conciencia se convierte, en el presente caso, en oposición política, obstrucción al Estado de derecho, para que éste pueda cumplir su obligación de formar a los ciudadanos en los criterios cívicos. Si el estado de derecho, que es el democrático (jamás una dictadura fue estado de derecho, sólo de hecho) no educa a sus conciudadanos en los principios de la democracia, aquellos no podrán distinguirla de los totalitarismos, no adquirirán conciencia de sus derechos y deberes como ciudadanos.
¿Suponen los señores obispos que la educación para la ciudadanía consiste sólo en promulgar leyes que, no todos, aunque sí la mayoría estima necesario consensuar en aras del bien común?
La Educación para la Ciudadanía no requiere (para ser una disciplina recomendable de aplicar en un estado de derecho) ni tan siquiera mencionar aquellas disposiciones legales concretas, tendentes a evitar discriminaciones de cualquier índole, que menoscaben el derecho a ‘ser diferente’.
La Educación para la Ciudadanía es, simplemente, la disciplina que enseña al alumno a ser buen ciudadano, esto es, a ser demócrata. Le bastaría con que sus contenidos se limitaran a glosar la Constitución. A ser un prontuario de la ciudadanía, como los manuales de Urbanidad fueron antaño los prontuarios de la buena educación.

jueves, mayo 22, 2008

Reflexiones al margen de la crisis en el PP

El ex-presidente Aznar se ha pronunciado, según parece desprenderse de sus más recientes declaraciones, a favor de la línea dura de la derecha tradicional, la de la COPE y sus adherentes, ante el nuevo rumbo que Rajoy parece querer imprimir a la formación política que lidera, una vez que el partido ha perdido lastre con las defecciones de los más duros: los Acebes, los Zaplana y, últimamente, solidaria con ellos, la lideresa del PP vasco, María San Gil.
Aznar postula un PP “sin complejos”, para alcanzar los objetivos inmediatos de su partido, entre los cuales está el principal que es la recuperación del poder. ¿Qué entiende Aznar por la expresión “sin complejos”? En mi modesta opinión el ex-presidente entiende por esa expresión la postura engallada que consiste en “no achicarse en la actitud de profesar los principios tradicionales de la derecha, a cuya defensa (la de esos “principios”) convoca a todos los militantes de su partido.
Pero ¿cuáles son esos “principios”? Convendría explicitarlos una vez más para ver si, por ventura, no habrá algunos de los que convendría prescindir por anacrónicos y/u obsoletos. Por ejemplo, ¿convendría desprenderse de los últimos residuos del franquismo o, por el contrario, mantener la memoria de una dictadura “salvadora de España”? ¿Sería recomendable insistir en la cláusula del Estado aconfesional, recogida en la Constitución, o seguir con el antiguo colaboracionismo Iglesia-Estado, primando abiertamente la religión católica sobre cualquier otro credo religioso? (De hecho, un trato deferente hacia el credo católico ya se admite, si no recuerdo mal, en el vigente texto constitucional) Y, por último, ¿habrá que continuar dando caña por sistema al Gobierno, atizando la llamada crispación, de acuerdo con las prácticas de los francotiradores de la COPE?
En resumen, el sector duro del PP parece querer imponer a su líder la continuación de una línea de conducta que, en cierta medida, ha sido la que ha contribuido al anterior descalabro electoral (a pesar del éxito relativo, y engañoso, de haber aumentado el número de escaños en el Congreso). Con lo cual parece querer constreñir la libertad de su líder para aplicar el viejo principio que dice “rectificar es de sabios”. ¿No es preferible corregir el rumbo, en vez de mantener el orgulloso “sostenella y no enmendalla”? Reflexione, por su bien (y el bien común) el PP y acepte esta amistosa observación: el PP sólo podrá presentar con éxito batalla al PSOE desde una posición de centro.

jueves, mayo 15, 2008

ADIVINANZAS ANTIGUAS PUESTAS AL DÍA

*
“Soy la redondez del mundo,
sin mí no puede haber Dios;
Papas, Cardenales, sí;
pero Pontífices, no”.




Tampoco puede haber obispos. Ni COPE. Ni Jiménez Losantos (Federico). Ni Pedro Jota. No me ando por las ramas y me encuentro en todos los caldos. No tengo la mayoría, pero soy la que tiene más votos en la oposición. En los comicios, a pesar de estar entre las opciones más votadas, no paso del 25% de los votos. Una de las que más votos cuentan.
Di mi apellido a una popular tonadilla del famoso trío Quintero, León y Quiroga. En realidad, yo era la única cosa que tenían en común los componentes de la famosa terna.
Soy la imprescindible ‘O’, siempre en la oposición. Creo que me aguarda un futuro halagüeño en el PSOE. Sobre todo, si dentro del PP prospera la oposición a Rajoy. Porque la oposición de la oposición no puede más que beneficiar a Zapatero.


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* Fragmento del grabado de Goya "Los signos del alfabeto" para sordomudos.

miércoles, mayo 14, 2008

De cuando Eugenio D'Ors se hizo armar caballero falangista

*Eugenio D'Ors en 1937



Parece que, a instancias de algunos amigos falangistas, Eugenio d’ Ors fue invitado a enrolarse, de manera oficial, en la Falange, ya que de hecho pertenecía al bando de quienes estaban a favor del Alzamiento, cuya inopia doctrinal fue provisionalmente disimulada mediante la adopción, más aparente que efectiva, de la ideología falangista.
Eugenio d’Ors, ya madurito para cualquier tipo de noviciado (tenía 56 años en 1937, fecha de su ingreso en la orden de los mitad monjes, mitad soldados) se tomó la propuesta con talante lúdico. Ya unos años atrás (concretamente, en 1931) había profesado solemnemente en la orden del Barroco, en la abadía francesa de Pontigny, tomando los hábitos a los que le inclinaba una vieja vocación. Su credo intelectual pertenecía a la religión barroca, cuya más genuina manifestación del “desprecio del mundo” (contemptus mundi) consiste en tomárselo como una representación teatral. La conseja barroca data de mucho tiempo atrás en la historia de la Humanidad. Ya el egipcio Paladas, que figura en la Antología Palatina, había dejado escrita, de manera sentenciosa, una de las más claras formulaciones de ese consejo:
La vida toda es teatro y farsa: o aprendes a fingir,
dando de lado a lo serio, o tendrás que padecer las molestias
consiguientes.
(A.P. X, 72)

D’ Ors llevó a cabo con la mayor seriedad que cabía esperar de su talante barroco todo el ceremonial de ser armado caballero falangista. La ceremonia (de la que no conocemos detalles) tuvo lugar en una iglesia de Pamplona. No sabemos (no lo sé yo, al menos) si tuvo lugar la vela de armas, si hubo espaldarazo, etc. En alguna parte debe haber quedado constancia de la ceremonia.
Lo que de ella percibo claramente es la teatralidad barroca que la caracteriza. Ese tipo de seriedad, trufada de ironía, que los griegos entendían mediante la frase ‘spoudé charientídsomai’ (bromear seriamente).
¿A qué venía todo aquel ritual? ¿Podría alguien haberse tomado en serio la ceremonia?



Los turiferarios de Franco

*Retrato de Manuel Machado


Frente a los que Foxá llamó “los Homeros rojos”, los fascistas tuvieron sus correspondientes “Homeros azules”, los poetas e intelectuales que cantaron al dictador y la gesta que junto con sus conmilitones llevó a cabo. Hubo poetas ilustres que celebraron a sus respectivos héroes, de uno u otro bando. Así los hermanos Machado dedicaron sendos sonetos, cada cual a su líder, Antonio a Líster y Manuel a Franco:
Caudillo de la nueva reconquista,
señor de España que a su fe renace…

Uno cantó a un héroe de la democracia y el otro a un paladín de la dictadura. ¿Se prostituye la poesía si canta al tirano? Hay quien cree que sí. El poeta romántico catalán Manuel de Cabanyes admiraba a Horacio. Sin embargo, reprochaba a éste que dedicase sus elogios a Augusto, el dictador. El catalán exalta “la independencia de la Poesía”, personificada en una doncella que


las cumbres vaga en desnudez honesta.


Entre los panegiristas de Franco, hubo poetas y “sophoi”, intelectuales de diversa calaña. Uno de estos fue el reputado Eugenio D’ Ors, autor de un ditirámbico panegírico al Caudillo, ditirambo que el poeta de Villanueva y Geltrú, antes aludido, hubiera considerado una “envilecida loa”. Hay que decir, en descargo de D’Ors, que el autor del Glosari tenía a tres de sus hijos militando en las filas de Franco, jugándose la vida en las trincheras. Era comprensible, pues, que la euforia del triunfo, el respiro de alivio al ver que, por fin, gracias a la suerte y la pericia del Caudillo, sus hijos estaban a buen recaudo, lo llenara de gratitud y le hiciera pronunciar el encendido elogio que posteriormente se publicaría en Mio Cid. El autor asume en ese texto el papel del Precursor, Juan el Bautista:
Entre nosotros tenemos ya aquel de quien no soy digno de desatar las correas de la sandalia**. De Sotero y Paracleto te bautizo, de Salvador y Consolador. Y, aunque la tarea de prenuncio haya concluido, mi vocación me murmura «Et nunc dimittis»…; porque su mandato es que se imponga cada cual un «Et nunc laboremus»…; la nueva etapa del trabajo comienza en su nombre y en el del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Del Espíritu Santo, en la cúspide triunfal, porque Él es inteligencia, paz y alegría.
(Palabras pronunciadas en el acto inaugural del «Instituto de España», publicadas en Mío Cid, 28-II-1939)

Si esto no es un ditirambo en toda regla que venga Dios y lo vea. Se trata de un panegírico, en el que la figura del Caudillo se exalta hasta la apoteosis, con calificativos hasta entonces sólo empleados para ensalzar a la divinidad. Una especie de hipérbole rayana en lo sacrílego, por la que el exaltado panegirista, ebrio de entusiasmo, atribuye al dictador honores reservados a Dios, lo mismo que un enfervorizado clero recibía bajo palio en los templos al Generalísimo, agravio comparativo, por la irreverencia que supone equiparar al Santísimo Sacramento con la figura del dictador.
Esta hipérbole es comprensible en un hombre como fue Eugenio D’ Ors, un ingenio como hemos de ver en seguida, fuertemente inclinado a los excesos del Barroco.


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** Ioan, 1.26-28

lunes, mayo 12, 2008

COMENTARIO EN OFF

Era mi intención haber insertado un comentario a la reseña de José María Lama sobre el libro de Preston, recientemente publicado, El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco. Pero otras ocupaciones impidieron mi propósito y ahora me parece tarde para insertar un comentario a la reseña de Lama. El comentario rezagado podría pasar inadvertido, debajo de otros escritos posteriores. Así que, por haber dejado pasar la fecha, incluyo aquí, fuera de plazo, este comentario en off.


La segunda parte del título que da Preston a su libro presenta al dictador como un producto de la propaganda política en torno al personaje, una personalidad resultado de la publicidad, que él terminó por creerse.
En realidad, la culpa de que el dictador tuviera esa visión distorsionada acerca de sí mismo no fue sólo suya, sino de quienes, desde la autoridad que les conferían sus cargos de carácter jerárquico o académico, contribuyeron a que se creyera un hombre providencial, un elegido de Dios, el verdadero ‘salvador de la patria’.
El estamento eclesiástico, que bendijo como Cruzada lo que fue rebelión militar, contribuyó en gran medida a esa tergiversación. Y los elogios de la “gloriosa gesta” por parte de algunos intelectuales, más o menos oportunistas, del momento, tales como Pemán, Manuel Machado, Eugenio d’ Ors… glorificaron esa rebelión militar que, a partir de ahí se convirtió en “glorioso Alzamiento”.

Se consolidó así una visión deformada de la realidad con inversión de imágenes, como en una cámara oscura: la imagen invertida se tomó como la real. Y se produjo el fenómeno del ‘mundo al revés’. El leal fue tildado de rebelde, y viceversa.

Llamar ‘cruzada’ a lo que fue genocidio del pueblo, llamar ‘patriota’ y ‘salvador’ al que fue perduellionis reus, o reo de lesa patria, son aberraciones sólo explicables por esa radical inversión de valores.

La propaganda del régimen, al institucionalizar esa visión deformada de la realidad, institucionalizó la mentira, oficializándola.

Recuerdo un brillante artículo de Foxá que mereció el premio Mariano de Cavia en 1948. El artículo se había publicado en ABC, el 10 de marzo del citado año y se titulaba “Los cráneos deformados”. En el museo etnográfico de Lima, había visto Foxá los cráneos de algunos indios a los que les vendaban las cabezas desde la infancia para que crecieran en una determinada dirección. Esa especie de manipulación genética sugería al poeta otro tipo de manipulación: la que consiste en deformar, no la corteza, sino el interior de los cráneos: la manipulación de las ideas por una propaganda tendenciosa. Foxá imaginaba que ‘el Gran Manipulador’, en este caso, era un personaje siniestro al que él llamaba “El dueño del adjetivo”, personaje poderoso por encima de los mismos gobernantes. El artículo rezumaba una asombrosa veracidad, aun dejando traslucir una cierta apología del régimen que entonces gobernaba en España, pero sin reparar en que, en este caso, el “Dueño del Adjetivo” era el aparato propagandístico del Régimen. No está de más que reproduzcamos aquí algunos de los párrafos del galardonado artículo:

No interesa que un gobernante dicte las más justas leyes, si el dueño del adjetivo ha ordenado que se le llame “tirano”.
El dueño del adjetivo determina quiénes son héroes, aunque a sus pies humeen las ciudades, y quiénes criminales.
En toda una guerra civil no ha habido más que un muerto: el que interesaba al dueño del adjetivo.
Los crímenes, cuando convienen, son “justicia” del pueblo. Los juicios más legales de un Estado con el que no se simpatiza se denominan asesinatos.
Al capricho del dueño del adjetivo, los heroicos “guerrilleros” se transforman en “bandoleros”.¡Desgraciado del que en una guerra es calificado por él de “rebelde”!

Y termina el brillante artículo con este golpe de efecto:

Los quichuas deformaban el cráneo, es decir, la cáscara del pensamiento. Nuestro gusano corroe la carne, la pulpa jugosa.
Este gusano se llama “la Mentira”.

Consciente o subconscientemente, Foxá estaba retratando la realidad del franquismo.

jueves, mayo 08, 2008

LAÍN Y VESALIO: AFINIDADES EN LA ADOPCIÓN DE UN LEMA

Recientemente traíamos a colación en estas páginas la egregia figura de Laín Entralgo, a propósito de las inscripciones latinas esculpidas en el llamado Arco de la Victoria, en la Moncloa madrileña. Laín era un humanista de altos vuelos, buen conocedor de las lenguas clásicas, por lo que no tuvimos dificultad en dar crédito al testimonio de uno de sus más ilustres discípulos, el sacerdote e historiador de la Medicina D. Antonio Paniagua Arellano, quien afirmó haber oído de labios del maestro que él era el autor de los textos de aquellas inscripciones. De paso, nos recordaba el discípulo el lema que al maestro le gustaba repetir y que era La fuerza se consume, el ingenio siempre dura.



Pues bien, el lema es de la autoría de Diego Saavedra Fajardo, escritor y político español que vivió en la primera mitad del siglo XVII.





El haber adoptado Laín ese lema me lleva a pensar en el caso de otro médico humanista, éste de la época del Renacimiento. Se trata de Andrea Vesalio, natural de Bruselas, que vivió a comienzos del siglo XVI. Este médico, autor de un tratado de Anatomía escrito en Latín (De humani corporis fabrica) adoptó un lema filosófico muy similar al de Laín. El lema se encuentra en el poema titulado Elegiae in Maecenatem, entre una serie de obritas menores atribuidas a Virgilio. Todas esas obritas se incluyen en la llamada Appendix Vergiliana. En el verso 38 de la I Elegía encontramos la frase que Vesalio adoptó como lema vital:





Vivitur ingenio, cetera mortis erunt.





(Se vive por el ingenio, todo lo demás pertenece a la muerte)










Frase, como se ve, muy parecida a la de Saavedra Fajardo, que Laín Entralgo adoptó como lema de su vida.