Busto de HOMERO

El poema de Miguel Hernández se difundió ampliamente por el correo postal y pudo ser leído por poetas como Foxá, en la zona fascista. Como me sé este poema de memoria, lo transcribo aquí seguidamente:
Al soldado internacional caído en España
Si hay hombres que contienen un alma sin fronteras,
una esparcida frente de mundiales cabellos,
repleta de horizontes, barcos y cordilleras,
con arena y con nieve, tú eres uno de aquellos.
Las patrias te llamaron con todas sus banderas
que tu aliento llenaba de movimientos bellos;
quisiste apaciguar la sed de las panteras
y flameaste, henchido, contra sus atropellos.
Con un sabor a todos los soles y los mares,
España te recoge, porque en ella realices
tu majestad de árbol que abarca un continente.
A través de tus huesos irán los olivares,
desplegando en la tierra sus más férreas raíces,
abrazando a los hombres universal, fielmente.
Los poetas de la zona ‘azul’ (que procuraron, en vano, negociar la libertad del poeta ‘rojo’, con el fin de atraerlo a su causa) se hicieron eco de este poema, en especial Agustín de Foxá, el falangista de conveniencia (como tantos otros aristócratas y terratenientes) y escribió un artículo titulado “Los Homeros rojos” (ABC, 28 de mayo de 1939) en el que, reconociendo implícitamente la grandeza épica de Miguel Hernández, procuraba rebajarla con el sambenito de ‘rojo’. Sí, Homero, pero...rojo.
(¿Qué importa el adjetivo si el sustantivo es ‘Homero’?)
No hubo Homeros ‘azules’. Pemán, con su Poema de la Bestia y el Ángel, fue un poeta hueco, declamatorio, falso; apelaba al recurso de la "demonización del enemigo" (¿Quién fue la auténtica 'bestia' en aquella contienda?)
Poema, en resumidas cuentas, exaltador de la traición y la estrategia del engaño: Ulises frente a Eneas.
Foxá no creía en la Falange (la que ahora se trata de reivindicar con el apelativo de ‘auténtica’) porque decía, con su donaire volteriano, que “era la hija adulterina de Carlos Marx y de Isabel la Católica ”.
Para Foxá, pues, como para tantos otros aristócratas que iban ‘a lo suyo’, un falangista era un tío que vestía una camisa azul y contribuía eficazmente a deshacerse de los ‘rojos’ (‘cautivos y desarmados’, por supuesto)
Miguel Hernández tuvo, por lo menos, la oportunidad de luchar por la causa del pueblo, la ‘causa victa’. Pues la ‘causa victrix’, la vencedora, lo fue por la traición de unos mandos y el auxilio del fascismo internacional, derrotado pocos años después, en la 2ª Guerra Mundial. Derrota que contribuiría al progreso de la democracia en Europa, exceptuando a Rusia y los países comunistas. Nunca podremos saber si España, en el caso de haber triunfado la República , hubiera caído bajo la dictadura comunista. Sí sabemos, en cambio, que soportó durante cuarenta años la dictadura fascista. Y que, por culpa de ella, no pudo integrarse en las democracias europeas, como lo hicieron Inglaterra, Francia o la propia Alemania, e Italia, tras la derrota del fascismo.
Lo que sí es presumible es que la España republicana hubiera sido otra aliada más en la guerra contra Hitler y Mussolini, que derrotó al fascismo europeo confinado, desde entonces, a su último reducto en la nación española.