lunes, septiembre 15, 2014
SILUETAS (III)
Esta silueta o perfil me recuerda a un antiguo condiscípulo, compañero de curso, de nombre Lucio. Se hizo cura y, después de ejercer el ministerio durante algunos años, se secularizó y se casó. Y tuvo varios hijos. Lucio era natural de Los Santos de Maimona. Decía guardar en su casa un ejemplar del Romancero gitano, de la edición de 1928. Recuerdo este detalle. Era un libro que pertenecía a su padre. El cual había muerto (no sé si en circunstancias parecidas a las del mío) o, acaso, de muerte natural.
Además de haber concidido en el Seminario como estudiantes, coincidimos muchos años después, como profesores, en el instituto de Segunda Enseñanza "Suárez de Figueroa", en Zafra. Él en la especialidad de Historia y yo en la de Latín. Lucio falleció hace ya algunos años.
martes, agosto 26, 2014
CITAS OPORTUNAS Y CENTONES
Un ejemplo de citas oportunas puede ser la de aquel predicador que estaba hablando sobre la pasión de Cristo. En esto que su sermón se vio interrumpido por la entrada en el templo de la reina y su comitiva. Era preceptivo, en tales casos, que el predicador interrumpiera su sermón en tanto que el regio personaje ocupaba su sitial y, una vez acomodado, el orador estaba obligado por cortesía a dar un breve resumen de su discurso, al objeto de que el importante personaje estuviese al tanto de lo dicho hasta ese momento. Como si el personaje importante no estuviera obligado, a su vez, a la cortesía de la puntualidad. Pero así era la norma aceptada. De modo que el orador tuvo que repetir el tema de los sufrimientos de Cristo. Antes de hacerlo, creyó oportuno justificarse con una cita de Virgilio, muy acorde con las circunstancias:
Infandum, regina, iubes renovare dolorem
(Verg. A. 2.3)
(Me mandas, reina, renovar un dolor indecible)
Se trata de la frase con la que Eneas accede al deseo de Dido, que pide al héroe troyano que le cuente de primera mano cómo ocurrió la destrucción de Troya.
Otra cita oportuna es la de cierto opositor que aspiraba a una cátedra en competencia con otros importantes rivales. Estos rivales se apellidaban, respectivamente, Aspe, Basilio, León y Mondragón.
Temibles competidores a los que, sin embargo, confiaba superar, ya que, según decía, las Sagradas Escrituras estaban a favor de él; lo que se podía colegir de cierto versículo de los Salmos. Concretamente, el 13, del salmo 90:
Super aspidem et basiliscum ambulabis et conculcabis leonem et draconem.
(Por encima del áspid y del basilisco caminarás, y pisotearás al león y al dragón)
Todos los apellidos de sus rivales estaban reflejados en la cita bíblica.
Esto por lo que respecta a las citas aisladas oportunas. Pero ahora supongamos que se quiere reunir, a propósito de algún tema concreto una serie de 'citas oportunas', cuantas pueden venir al caso a propósito de ese tema. Esto es, más o menos, lo que ocurre en el caso de los llamados 'centones'.
Tenemos un ejemplo próximo de 'centón' en la descripción que el holandés Enrique Cock hace de la ciudad de Zafra que él visitó en el siglo XVI:
Est locus Hesperiae Asafram quod nomine dicunt, (1)
terra antiqua potens armis atque ubere glebae, (2)
Lusiadas contra studiis asperrima belli, (3)
nunc victos miseris quoniam sors omnia versat, (4)
quam Turdetani multos coluere per annos.
Totius Emporii merito regina ducatus,
namque haec tantum alias villas caput extulit
[inter (5)
[inter (5)
quantum lenta solent inter viburna cupressi (6)
(Hay un lugar de España, con el nombre de Zafra lo
[llaman,
[llaman,
tierra antigua, poderosa en armas y de ubérrimo
[suelo,
[suelo,
en extremo aguerrida, fronteriza con los Lusitanos,
(hoy sometidos pues la suerte versátil todo lo muda)
y que los Turdetanos habitaron por años sin cuento.
Reina por méritos propios de todo el ducado de Feria,
pues tanto sobresale entre todas las villas del feudo
cuanto al flexible mimbre el enhiesto ciprés aventaja)
(NOTA: Los números que corresponden a cada verso
reproducen total o parcialmente sendos versos de
Virgilio, tomados de: Eneida, 1.530-1;ibid.3.164;ibid.
1.14; Egl.9.5; y Egl. 1.24-5)
reproducen total o parcialmente sendos versos de
Virgilio, tomados de: Eneida, 1.530-1;ibid.3.164;ibid.
1.14; Egl.9.5; y Egl. 1.24-5)
En resumen, gran parte de este poema está compuesto de retazos tomados de Virgilio o de otros poetas. Apenas hay trechos de versos que son del propio autor, y que sirven de aglutinante para 'pegar' más versos de Virgilio o de otros autores.
Pero esta clase de citas oportunas 'en serie' se pueden tomar también, y sobre todo, 'en broma'; esto es, con una finalidad cómica. Este es el propósito que inspira el célebre "centón nupcial" de Ausonio (poeta del siglo IV de nuestra era). Se trata de referir los diversos episodios de una boda, incluidos los relativos a la consumación del matrimonio.
Los efectos obtenidos de la aplicación de numerosos versos del púdico Virgilio, interpretados en un sentido lascivo, son de una comicidad superlativa. Para reír a mandíbula batiente.
Recordando esos conocidos versos, aplicados ahora en un sentido obsceno, la risa brota de manera irreprimible. Los órganos sexuales tanto el masculino como el femenino, son aludidos con sus respectivas bellezas y fealdades. Así el femenino se asemeja a una cueva, 'specus horrendum' y, no menos horripilante, se presenta el miembro masculino con el verso que el casto Virgilio aplica al gigante Polifemo: "monstrum horrendum informe ingens cui lumen ademptum" ('Monstruo horrendo, deforme, enorme, al que se privó de su único ojo') La enormidad del gigante se pone de manifiesto por medio de la sinalefa que 'empalma' todas esas palabras haciendo de ellas como una sola palabra:
monstr(um)horrend(um)inform(e)ingens
Sólo cuando se está familiarizado con los versos virgilianos puede apreciarse la magnitud del efecto cómico resultante de aplicarlos a describir el acto sexual. Simplemente desternillante.
domingo, agosto 24, 2014
¿ES LÍCITO ATRIBUIR CARÁCTER METAFÍSICO A LA POÉTICA DE JRJ?
Remedando el eco de una conocida rima de Bécquer, escribió en cierta ocasión Ortega y Gasset con modestia no exenta de ironía: "Por una idea diéramos nuestra escasa fortuna; por una teoría, nuestra vida; por un sistema... yo no sé qué diéramos por un sistema".
Si el propio Ortega, cuya dedicación vital se consideró siempre adscrita al campo de la filosofía, reconocía su incapacidad para crear un sistema filosófico, ¿qué diremos de Juan Ramón, que llegó a la filosofía de la mano de la poesía? Pues que ni por asomo tuvo el propósito de crear alguna vez algo parecido a lo que pudiera ser considerado un sistema filosófico.
Hablar, pues, de la "metafísica de JRJ" tenía que resultar, por fuerza, algo chocante para quienes lo consideran convenientemente enmarcado en el campo de la poesía y la literatura.
Y, no obstante, no resulta descaminado atribuir a la poesía juanramoniana características propias de la metafísica. El poeta Basterra y el filósofo Ortega coincidieron en señalar el carácter metafísico del libro que serviría de arranque a lo que se dio en llamar la "segunda época" de la poesía de JRJ. Y el propio autor se mostraría completamente de acuerdo con ese calificativo. En realidad, poesía metafísica o metafísica poética, han existido de siempre. Señalemos el hecho de que los más antiguos filósofos, los llamados "presocráticos" consideraron el verso como el vehículo más apropiado para dar cuerpo a sus filosóficas lucubraciones.
Por otra parte, ya hubo un grupo de poetas en Inglaterra que se conoció por el apelativo de "metaphysical poets". Son contemporáneos del Barroco español, de manera que bien podría afirmarse que fueron, en cierto sentido, los representantes del barroco inglés. Aunque esta representación se reserve, más propiamente, para otra corriente poética que se llamó Euphuismo. Ambas pueden considerarse modalidades del barroco inglés, lo mismo que en el barroco español se consideran los conceptistas y los culteranos. Prescindamos ahora de los motivos concretos que dieron lugar a que se les aplicara, en este caso, el nombre de "metafísicos".Es de suponer que hubo algunas razones para llamarlos así. Una de ellas bien pudo ser la de preguntarse por el ser de las cosas, por la consistencia de la realidad y tratar de dar respuesta a esas cuestiones desde el ámbito de la poesía. Este creemos que es el caso de Juan Ramón. Su poética revela su pronunciamiento personal acerca de dichas cuestiones.
Pero algunos profesionales de la literatura, celosos de que esa disciplina afín a la poesía, que es la metafísica, pudiera arrebatarles algunas de sus más relevantes figuras, se empeñan en negar la condición de 'metafísicos' a quienes, desde el campo de la lírica, se atreven a hacer incursiones en el terreno de la metafísica. Este es el caso, al que ya me he referido en una ocasión anterior, del profesor Ynduráin (senior) quien se negaba a reconocer que JRJ fuera un lírico "metafísico":
Para mí tengo muchas dudas acerca de la capacidad de JRJ para especular en un plano metafísico. Lo que pasa, me parece, es que la lírica suele en sus más altos vuelos rondar lo metafísico en intuiciones más ocasionales que sistemáticas, que no le pertenecen ni le son exigibles" (Carta al autor de estas líneas)
Leídas estas palabras de Ynduráin cabe pensar que la Poesía sólo "en sus más altos vuelos" puede alcanzar las alturas de la Metafísica; pero que no es lo suyo llegar a esas alturas, reservadas sólo a la Metafísica; por lo que esas intuiciones de carácter metafísico son 'ocasionales', más propiamente que 'sistemáticas', ya que éstas no le corresponden a la lírica: 'no le pertenecen ni le son exigibles'.
No entendemos por qué no puede estar la poesía a la altura de la metafísica más que de manera excepcional. Esa lírica de "altos vuelos" es la que practica JRJ en su 2ª época y de ahí que podamos admitir la compatibilidad entre lírica y metafísica; puesto que, en este caso, la lírica aspira a darnos una visión de la realidad y una interpretación de la misma en una clave que es, a la par, poética y filosófica.
Si el propio Ortega, cuya dedicación vital se consideró siempre adscrita al campo de la filosofía, reconocía su incapacidad para crear un sistema filosófico, ¿qué diremos de Juan Ramón, que llegó a la filosofía de la mano de la poesía? Pues que ni por asomo tuvo el propósito de crear alguna vez algo parecido a lo que pudiera ser considerado un sistema filosófico.
Hablar, pues, de la "metafísica de JRJ" tenía que resultar, por fuerza, algo chocante para quienes lo consideran convenientemente enmarcado en el campo de la poesía y la literatura.
Y, no obstante, no resulta descaminado atribuir a la poesía juanramoniana características propias de la metafísica. El poeta Basterra y el filósofo Ortega coincidieron en señalar el carácter metafísico del libro que serviría de arranque a lo que se dio en llamar la "segunda época" de la poesía de JRJ. Y el propio autor se mostraría completamente de acuerdo con ese calificativo. En realidad, poesía metafísica o metafísica poética, han existido de siempre. Señalemos el hecho de que los más antiguos filósofos, los llamados "presocráticos" consideraron el verso como el vehículo más apropiado para dar cuerpo a sus filosóficas lucubraciones.
Por otra parte, ya hubo un grupo de poetas en Inglaterra que se conoció por el apelativo de "metaphysical poets". Son contemporáneos del Barroco español, de manera que bien podría afirmarse que fueron, en cierto sentido, los representantes del barroco inglés. Aunque esta representación se reserve, más propiamente, para otra corriente poética que se llamó Euphuismo. Ambas pueden considerarse modalidades del barroco inglés, lo mismo que en el barroco español se consideran los conceptistas y los culteranos. Prescindamos ahora de los motivos concretos que dieron lugar a que se les aplicara, en este caso, el nombre de "metafísicos".Es de suponer que hubo algunas razones para llamarlos así. Una de ellas bien pudo ser la de preguntarse por el ser de las cosas, por la consistencia de la realidad y tratar de dar respuesta a esas cuestiones desde el ámbito de la poesía. Este creemos que es el caso de Juan Ramón. Su poética revela su pronunciamiento personal acerca de dichas cuestiones.
Pero algunos profesionales de la literatura, celosos de que esa disciplina afín a la poesía, que es la metafísica, pudiera arrebatarles algunas de sus más relevantes figuras, se empeñan en negar la condición de 'metafísicos' a quienes, desde el campo de la lírica, se atreven a hacer incursiones en el terreno de la metafísica. Este es el caso, al que ya me he referido en una ocasión anterior, del profesor Ynduráin (senior) quien se negaba a reconocer que JRJ fuera un lírico "metafísico":
Para mí tengo muchas dudas acerca de la capacidad de JRJ para especular en un plano metafísico. Lo que pasa, me parece, es que la lírica suele en sus más altos vuelos rondar lo metafísico en intuiciones más ocasionales que sistemáticas, que no le pertenecen ni le son exigibles" (Carta al autor de estas líneas)
Leídas estas palabras de Ynduráin cabe pensar que la Poesía sólo "en sus más altos vuelos" puede alcanzar las alturas de la Metafísica; pero que no es lo suyo llegar a esas alturas, reservadas sólo a la Metafísica; por lo que esas intuiciones de carácter metafísico son 'ocasionales', más propiamente que 'sistemáticas', ya que éstas no le corresponden a la lírica: 'no le pertenecen ni le son exigibles'.
No entendemos por qué no puede estar la poesía a la altura de la metafísica más que de manera excepcional. Esa lírica de "altos vuelos" es la que practica JRJ en su 2ª época y de ahí que podamos admitir la compatibilidad entre lírica y metafísica; puesto que, en este caso, la lírica aspira a darnos una visión de la realidad y una interpretación de la misma en una clave que es, a la par, poética y filosófica.
jueves, agosto 21, 2014
HERÁCLITO, UN FILÓSOFO DE PRIMERA FILA
Heráclito, fragmento del cuadro de
Rafael titulado "La escuela de Atenas"

En el conocimiento de uno mismo se fundamenta el conocimiento de la Humanidad, ya que cada uno de nosotros es el hombre que tenemos más al alcance. Por esta razón resulta tan fecundo el conocerse a sí mismo, porque cada uno de nosotros puede ser el espejo en el que se refleja la Humanidad. Todas las grandes manifestaciones del pensamiento y del arte se nos revelan a través del propio conocimiento: comprendemos, por ejemplo, el Barroco a través de nuestro propio barroquismo; el Romanticismo, a través de nuestra propia experiencia de lo que es ser romántico, etc.
El ejemplo heraclíteo es una de las grandes enseñanzas, como método de acceso al conocimiento. Método sencillo y económico, si los hay, para acceder a la ciencia del hombre.
Sólo por haber sido, si no el primero, sí uno de los primeros en revelar a los demás ese sencillo método, Heráclito merece ser considerado uno de los grandes maestros de la Humanidad.
LA POLÉMICA SOBRE LA CONNOTACIÓN METAFÍSICA DE LA POESÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Es hasta cierto punto justificable que un profesor de Literatura se sienta incómodo si algún crítico espontáneo (yo, por ejemplo) se permite la licencia de considerar la poética de JRJ dentro de una disciplina que, en principio, parece ajena a la poesía, como sería, en este caso, la metafísica. Y esto es lo que me ocurrió, hace ya bastantes años, con el benemérito catedrático de Literatura de la Universidad de Zaragoza, el profesor Dr. Don Francisco Ynduráin. No era mi intención, ni mucho menos, desplazar del campo de la literatura a uno de sus poetas más gloriosos, como es JRJ, para adscribirlo al campo de la filosofía. Por mucho que se reconozcan, desde antiguo, las afinidades que existen entre ambas disciplinas. Recuérdese sólo un nimio detalle: los primeros filósofos, los presocráticos, escribían en verso. Desde muy antiguo, la Filosofía y la Poesía nacieron como hermanas gemelas.
En el caso de Juan Ramón, esta afinidad entre poesía y filosofía se hizo patente, de modo especial, a partir del libro Diario de un poeta recién casado, libro que, convencionalmente, inicia lo que se ha dado en llamar “la segunda época” de la poesía juanramoniana. En todo caso, el epíteto de metafísico se comenzó a aplicar a esa nueva manera de hacer poesía y en esta apreciación coincidieron algunas prestigiosas figuras del momento, entre ellas Ortega, el filósofo, y Basterra, el poeta. Juan Ramón asentía de acuerdo con ellos y parecía particularmente complacido en reconocer ese carácter metafísico que de manera especial comenzaba a hacerse perceptible a partir de ese libro. En el ya vasto campo de la bibliografía juanramoniana (de la que da una referencia casi exhaustiva el libro de Antonio Campoamor González, Bibliografía general de Juan Ramón Jiménez (Taurus, 1983) hay varios autores que han abordado el tema de la “metafísica” de JRJ, entre ellos la autora de una tesis de licenciatura. * Otros autores que se han ocupado con el tema de la “metafísica” de JRJ son Manuel Sánchez Tello (Metafísica juanramoniana, charla pronunciada en 1981 en la Caja Provincial de Ahorros de Huelva) y Oreste Macrí en su Metafísica e lingua poética di Juan Ramón Jiménez, (Parma, 1958) Y, por último, el modesto autor de estas líneas. En el citado libro del compilador bibliográfico aparecen, recogidos de diversas publicaciones (nn. 5.491 al 5.495 bis) todos esos trabajos. Los estudios publicados en diversos medios se reducen a dos, que han sido incluidos en el capítulo IV de mi libro De la Vida a la Teoría (2013) pp. 67-89
En la opinión de Don Francisco Ynduráin (persona de mi mayor aprecio y estima) que he recogido en el primero de los dos estudios anteriormente aludidos, no parece pertinente incluir al poeta de Moguer entre los metafísicos. “Lo que pasa –me parece- es que la lírica en sus más altos vuelos suele rondar lo metafísico en intuiciones más ocasionales que sistemáticas, que no le pertenecen ni le son exigibles”.
Opinión respetable, por venir de tan cualificado profesor, pero que tiene en contra el hecho nudo de que el pronunciamiento del poeta acerca de la realidad, tal como ha sido vivida por él, es de índole metafísica.
_____
* El título de la tesis es El "Diario" de Juan Ramón Jiménez y su metafísica, por Mª Luisa Amigo Fernández de Arroyabe (el nº asignado a este trabajo es el 1.698, pág. 163)
viernes, agosto 15, 2014
LA ESCATOLOGÍA EN LA POÉTICA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
Cuadro de Tiépolo con la Virgen,
la luna y la serpiente.
La palabra "escatología" en español posee un doble étimo, de donde se desprende una duplicidad de significado. Esto no sucede en otros idiomas europeos, por ejemplo, en el italiano *, en el que cada uno de esos significados, que en español se engloban en un solo vocablo, se distinguen con una grafía distinta. Así "scatologia" se distingue de "escatologia", conforme a la distinta procedencia del griego "skatós" (excremento) y “esjatos” (último)
la luna y la serpiente.
La palabra "escatología" en español posee un doble étimo, de donde se desprende una duplicidad de significado. Esto no sucede en otros idiomas europeos, por ejemplo, en el italiano *, en el que cada uno de esos significados, que en español se engloban en un solo vocablo, se distinguen con una grafía distinta. Así "scatologia" se distingue de "escatologia", conforme a la distinta procedencia del griego "skatós" (excremento) y “esjatos” (último)
En cambio, en el idioma español, sólo por el contexto podemos estar seguros de que la palabra “escatología” se refiere a una cosa o a la otra: ya sea a las postrimerías (o las ultimidades) o bien a los excrementos. Las llamadas postrimerías, o ultimidades, las reduce el catecismo de Ripalda a cuatro: muerte, juicio, infierno y gloria. De forma análoga se podría reducir la escatología de la basura a una tetralogía. De hecho, esta tetralogía está recogida en el lenguaje popular en sendas palabras referidas a los excrementos, el trasero, las ventosidades y la orina.
Lo escatológico en Miguel Hernández es un tema circunstancial, accesorio. Sólo presente en su primer libro, que tenía mucho de escarceo y ensayo, entre lúdico y humorístico. En todo caso, el poeta tiene buen cuidado de atenerse a la definición que una vez dio Ortega de la poesía: “eludir el nombre cotidiano de las cosas”. El poeta suele, en este caso, eludir las palabras usuales como nefandas, recurriendo a varios de los recursos expresivos posibles, entre ellos, el circunloquio. Así, para referirse al trasero suele decir “las últimas mejillas”, o bien, “el más que opuesto, bello lado”. Los chorros de la orina, o los excrementos, son “sierpes” (‘silban sierpes y bajan, amarillas / pero delgadas asias sobre Europa’) “Europa” es la taza del inodoro, por su color blanco.
Las ventosidades se aluden con la expresión náutica de “viento en popa”. No se puede afirmar que el poeta insista demasiado en el tema escatológico. En total sólo dos de las 42 octavas de Perito y otras dos del número total de octavas (87) abordan el tema escatológico; lo que viene a representar menos de un 4’6 % del total. Las dos octavas de Perito en lunas dedicadas al tema escatológico son la XII y la XXX; y las otras dos del resto de las octavas que no se incluyeron en el libro citado son las que llevan los números 22 y 33, respectivamente. Esta última fue suprimida seguramente por su referencia explícita a la ventosidad. No entendemos bien por qué el poeta parece mostrar un sentimiento de culpa ante lo que es, a todas luces, un desahogo natural, además realizado en el debido lugar como es el WC. Dice el poemilla:
Perdóname, Señor, si sobre el pedo
alzo hasta Ti la más oscura copa.
De la gloria, Señor, por Ti me vedo
y la gloria me tira de la ropa.
Sin ella, Señor mío, ¿qué más puedo
hacer, a lo viudo, sobre Europa,
que elevarme a la esfera que Tú ocupas
y decirle a Luzbel que vuelva grupas?
No entendemos bien las claves secretas que podrían arrojar luz sobre esta extraña humorada. Parece como si el poeta entendiera que se trata de una blasfemia involuntaria. ¿De qué “oscura copa” se trata y en qué sentido se alza aquí la tal copa como en un brindis irreverente?
Si ponemos en conexión lo de ‘oscura copa’ con los versos de la octava XXX , podemos colegir que aquí se habla del inodoro. Cuando nos sentamos en la taza del WC es como si la “eclipsáramos” y, por tanto, la pusiéramos en la oscuridad (Aquella de la cuenca luna monda / sólo habéis de eclipsarla por completo / donde vuestra existencia más se ahonda, / en el lugar preciso y recoleto)
En cuanto a la palabra “gloria”, si no me engaña la intuición, está aquí tomada en el sentido verleniano, según la anécdota que recoge Rubén Darío en su Autobiografía.
Cuando Rubén conoció personalmente a su admirado poeta Verlaine, el nicaragüense preguntó al francés qué impresión le producía el disfrutar de la gloria literaria de la que gozaba. El francés apagó el entusiasmo del vate americano con la respuesta siguiente:
- La gloire, la gloire! Merde, merde encore! (Creo que podemos ahorrarnos la traducción)
Esa “gloria” es la que “le tira de la ropa”, pues le hace bajarse los pantalones. Desde luego, “Europa” es, como ya hemos dicho, la taza del WC. Y la ventosidad le hace trasladarse a la región aérea. En cuanto a Luzbel, es, si no me equivoco, el nombre que el poeta aplica en este caso al trasero.
En todo caso, pienso que es preferible prescindir de glosar este tipo de poemas, queriendo descifrar las intrincadas asociaciones de ideas que pueden presentar.
Por más que sea legítimo tratar de entender a un poeta cuya estima está, por otra parte, más allá de toda duda.
Sí que también es verdad que la bien ganada fama de Miguel Hernández, su merecida "gloria", la debe a su poesía seria, concretamente la que se inicia con ese libro que lleva el título de El rayo que no cesa.
____
* también ocurre otro tanto en francés y en inglés
viernes, julio 18, 2014
SOBRE LA ANTIGÜEDAD DE ACEUCHAL
¿Fue Aceuchal alguna vez un poblado romano, incluso un poblado megalítico? Desde luego, el material básico para ser esto último no le falta. Más bien le sobra. El paraje situado a las afueras del pueblo, entre la ermita de San Isidro y la carretera de Almendralejo, ofrece abundante material de esta clase. El lugar se conoce con el nombre de Las Piedras. De éstas, la más famosa es la llamada Piedra del Librito, que recuerda vagamente la forma de un libro cerrado.
Aceuchal tuvo, como bien recordarán los más viejos del lugar (o sea, mis contemporáneos) una construcción ciclópea de carácter megalítico, como fue el desaparecido puente del "Arroyo'l Prao", que semejaba una especie de dolmen de tres cuerpos (o más, ya no recuerdo bien) No sé si existe algún testimonio fotográfico del rupestre y rudimentario puente. Atravesarlo constituía un serio peligro, especialmente si el arroyo iba crecido con las tormentas del otoño. Todavía recuerdo la noche que tuvimos que cruzarlo, mi madre y yo, siendo niño, para alcanzar la calle de Santa Marta, desde el Llano de Postrera. Por debajo del puente discurría un caudal tumultuoso y rugiente aquella noche.
Mi pie derecho resbaló un poco y gracias a que mi madre me sujetó fuertemente no caí a las aguas embravecidas. Este es el recuerdo más vivo que tengo de ese Aceuchal megalítico: el puente del Arroyo El Prao.
Pero reitero la pregunta con que daba comienzo esta entrada. ¿Fue alguna vez Aceuchal un poblado romano? Eso parece una conjetura probable si tenemos en cuenta ese curioso documento histórico que se conserva en el Museo Arqueológico de Madrid y que se conoce como "el ladrillo de Aceuchal". Se trata de una pieza cuadrangular de cerámica en la que está grabado un crismón (especie de logotipo con el anagrama de Cristo) Además del crismón están grabadas en el barro cocido las palabras del primer verso del libro V de La Eneida de Virgilio:
Interea medium Aeneas iam classe tenebat
(Entre tanto, Eneas con su flota ya ocupaba la alta mar)
¿Por qué precisamente este verso? Mi opinión es que se trata de una elección aleatoria, arbitraria. Probablemente esas piezas decorativas eran fabricadas en serie. En ellas, aparte del símbolo cristiano inequívocamente representativo de la pertenencia a esta religión, se añadía un detalle de cultura, como era la cita virgiliana. Puede que la colección de estas piezas decorativas incluyera, precisamente, el primer verso de cada uno de los cantos de la Eneida, es decir, 12 versos en total.
Sea como fuere, el hallazgo de dicha pieza arqueológica, precisamente en Aceuchal, nos da pie a suponer que este lugar de la Lusitania romana, cuya capital era, como sabemos, Emérita Augusta, fuese un "vicus", o aldea, de cultura y civilización cristiano romana.
Se supone que en esta población, como en las restantes de la Hispania romana, se hablaba el latín. Siendo así, nada tiene de particular que la Eneida fuese, como libro de aventuras que es, una de las lecturas preferidas por una comunidad latino parlante.
Pero el nombre de Aceuchal es, sin duda, posterior. Aceuchal procede de Acebuchal (escrito también Azebuchal o Azauchal) lo que significa "terreno abundante en acebuches". El acebuche es, como sabemos, una especie de olivo bravío, u olivo silvestre. El nombre probablemente data de la Alta Edad Media. Pero, ¿cuál sería el nombre del poblado romano al que perteneció la inscripción? No lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que el nombre latino que corresponde al de acebuche es "oleaster" ¿Se llamaría así el nombre latino del lugar? ¿Por ejemplo, Oleastrium? A mí me gusta pensar que así fue y por ese motivo he adoptado el nombre gentilicio de "Oleastrensis" (oleastrense) en la sociedad de latinistas GLL a la que pertenezco desde hace varios años
Ya lo saben mis paisanos piporros, nuestro nombre más antiguo podría ser el de 'oleastrenses'. Ese presunto "vicus" hispanorromano donde se encontró el ladrillo del crismón pudo llamarse "Oleastrium". Pero, si no es así, no pasa nada. Sigue siendo verdad que el nombre latino que corresponde a la palabra acebuche es 'oleaster' (2ª declin.) Pero, si no fue un 'vicus' (aldea) pudo ser simplemente, una 'villa', o casa de campo; una posesión de alguna familia pudiente, cristiana y culta.
Si la vegetación espontánea o autóctona pudo ser el acebuche, la vegetación inducida, característica del lugar, es ahora el ajo. También, se cultivan la vid, el olivo y los cereales. Me dicen que el ajo piporro se exporta a varios lugares de Europa y que se puede comprar este producto incluso en los almacenes Harrod de la city londinense.*
El ajo es, pues, el producto característico del pueblo. El pueblo tiene un monumento al ajero. Representa a un vendedor pregonando la mercancía portando a los hombros la característica ristre. Hay otro monumento, dedicado a la gran trabajadora que fue la "Señá Gabina", qua diariamente hacía a pie el camino de Aceuchal a Almendralejo, y viceversa, para vender en el industrioso y rico pueblo vecino, capital de Los Barros, los productos de 'recovería' piporros.
Por último, transcribo el texto en latín del verso de Virgilio grabado en el ladrillo y acompaño esta transcripción con la fotografía del histórico documento.
Por último, transcribo el texto en latín del verso de Virgilio grabado en el ladrillo y acompaño esta transcripción con la fotografía del histórico documento.
INTEREA MEDI / VM AENEAS IAM / CLASSE TENE / BAT
(Verg. Aen. 5.1)
(Entre tanto, Eneas con su flota ocupaba ya la alta mar)
miércoles, julio 02, 2014
EL ARCO DE LA MONCLOA O LA VICTORIA DE LA INTELIGENCIA
Vengo manteniendo desde hace años que la inscripción latina de la fachada oeste del Arco de la Moncloa (también conocido como Arco de la Victoria) manifiesta una disidencia sutil con respecto al franquismo y es que marca una diferencia entre los vencedores y los que no vencieron en aquella ocasión. De un lado se menciona a las armas que aquí resultaron vencedoras, y, del otro, a la inteligencia cuya victoria se remite a un futuro: la mente que, indefectiblemente (iugiter) ha de vencer. Traducida con la pulcritud que requiere esa sutileza (el artífice de la misma fue Pedro Laín Entralgo) se puede entender el texto de la forma siguiente: A LAS ARMAS AQUÍ VENCEDORAS• LA INTELIGENCIA, QUE, INDEFECTIBLEMENTE, HA DE VENCER • ESTE MONUMENTO • D(EDICA) • D(ONA) • D(A) Luego la victoria que este monumento conmemora NO es la de la inteligencia, sino la de las armas. La de la inteligencia se remite al futuro. Es una manera ciertamente sutil de desmarcarse del vencedor. ¿Fue el atisbo de esta sutileza (de la que pudieron advertir al dictador algunos de sus asesores incondicionales que supieran latín) lo que influyó para que éste se mostrara desdeñoso y reacio a refrendar con su presencia la inauguración oficial del monumento? ¿O fue el barrunto, por parte del dictador, de que ciertos intelectuales de la antigua Falange (Laín, Tovar, Ridruejo, etc.) no eran ya acreedores a la confianza del Régimen? Ridruejo, que pertenecía a este grupo, ya había discrepado abiertamente del dictador. El desmarque de Ridruejo convertía en sospechosos al resto de los componentes del grupo.
A donde quiero llegar es a lo siguiente: Cuando se habla de eliminar todos los monumentos conmemorativos del franquismo, se suele incluir entre ellos el Arco de la Moncloa. Ahora bien, la inscripción de Laín salva al monumento de ser destinado al derribo; ya que es, más bien, un precioso e inteligente testimonio de la disidencia con el régimen. Los intelectuales no se incluían entre los vencedores, sino entre los vencidos. La victoria de la inteligencia, es decir, de la democracia, estaba reservada al futuro.
La victoria de las armas era la de aquellos energúmenos que habían proferido el “¡muera la inteligencia!”, como Millán Astray y los de su calaña, los enemigos recalcitrantes de la intelectualidad. Aquellos a los que Unamuno había advertido con su profético "¡Venceréis pero no convenceréis!". Así pues, el Arco de la Moncloa es el arco que augura la futura victoria de la Inteligencia y debería reconocerse como tal. Su inauguración podía ser oficial a partir de 1978, y debió hacerse efectiva tras promulgarse la Constitución de la nueva etapa democrática.
La renuencia a inaugurarlo por parte del régimen es una prueba a favor de la conservación de un monumento, que el propio dictador nunca estimó como verdadero exaltador de la presunta proeza de las armas, cuando la inteligencia no se consideraba partícipe de esa victoria.
De modo que el monumento debe ser excluido del número de los símbolos franquistas. Es, más bien, un símbolo de la oposición al régimen por parte de aquellos que, en los primeros momentos, habían colaborado con él.
martes, julio 01, 2014
PREDICCIONES
En todas las épocas se ha procurado escudriñar el porvenir a través de las llamadas artes “mánticas” (del griego “manteýo” = adivinar). Y en todas las épocas ha habido quienes desprecien y desconfíen de predicciones, al menos sin un fundamento científico que pueda darnos una garantía de credibilidad. Hoy, por ejemplo, las predicciones de carácter meteorológico se fundamentan en datos, comprobables por medio de satélites artificiales u otros artilugios similares, por ciertas observaciones y cálculos que pueden permitirnos confiar en que los sucesos predichos se produzcan. L’art de prédire, al que se refería el poeta Apollinaire, en uno de sus Calligrammes, es tan viejo como el mundo. Pero, también, en todas las épocas ha tenido sus incrédulos y sus detractores. Ya observaba Cicerón que Catón había dicho admirarse de que “un harúspice, al ver a otro, no se riese (en complicidad por la superchería que ambos practicaban) (De div. 2.51-52) No obstante, “de toda la vida del mundo” hay adivinos, pitonisas, quirománticos y echadores de cartas. Los poetas, por su parte, tienen cierta presunción de conocer el porvenir y hay algunos que blasonan de ello: el ya citado Apollinaire escribía en su poemario más arriba citado: tu vois que flambe l’avenir, / sache que je parle aujourd’hui / pour announcer au monde entier / que en fin est né l’art de prédire (tú ves que flamea el porvenir: sabe que yo hablo hoy [aquí] / para anunciarle al mundo entero / que ha nacido por fin / el arte de predecir)
Apollinaire blasonaba de un descubrimiento que era tan viejo como el mundo. ¿Qué otra cosa hacían los harúspices, pitonisas, sibilas, quirománticos y demás, que vivir del cuento de adivinar el futuro? El don de la profecía lo dispensaba el dios Apolo. Ya lo dijo Tiresias, según cuenta Horacio en sus Sátiras: “Divinare etenim magnus mihi donat Apollo” (S. 2.5.60) (El gran Apolo me ha concedido el don de adivinar)
Y es verdad que la facultad adivinatoria se puede rastrear a posteriori en muchos poetas que parecen haber tenido el pálpito o el barrunto de algo trágico relacionado con su propio futuro. Este parece ser el caso de Lorca y el de Miguel Hernández. De este último son los versos que en otras ocasiones he traído a colación: “Sabe / que me iré por el sendero, / muy pálido y muy ligero, / y que me iré muy temprano./ Tal vez no esté todavía / el sol en el meridiano”.
La ciencia de los oráculos era, en buena medida, aleatoria. Para curarse en salud, los adivinos y pitonisas solían dar respuestas de doble sentido, ambiguas. Bien distanciando las palabras de manera que fuese posible interpretarlas en un sentido o en el sentido opuesto: “Ibis....redibis.... non .... morieris... in proelio” (Irás... volverás... no ... morirás en la batalla) Los antiguos se daban cuenta de esta ambigüedad y procuraban poner al descubierto la superchería. Así en el siguiente ejemplo:
Aio te, Aeacida, Romanos vincere posse
Aparte que decir de algo que es posible es distinto de afirmar que vaya a realizarse. En la frase anterior se afirma tan sólo la posibilidad de que algo sea, no de que vaya a ser.
Digo que tú, hijo de Eaco, puedes vencer a los Romanos.
Pero la posibilidad de la victoria no descarta, igualmente, la posibilidad de la derrota. Además, la frase original latina es ambigua por otra razón: tanto el pronombre “te” como el adjetivo “Romanos” pueden ser interpretados como sujeto y complemento directo, respectivamente, o a la inversa. Es decir, que “te” sea el objeto directo y “Romanos” el sujeto de “vincere” (Digo que tú...puedes vencer a los Romanos... Digo que los Romanos pueden vencerte a ti)
En cuanto a las predicciones en el sentido de la meteorología, los antiguos se guiaban por la observación de la naturaleza y la concatenación de ciertos fenómenos. Este método ha seguido practicándose habitualmente hasta nuestros días, sobre todo por el hombre del campo. En la antigüedad fue el único método empleado. Esas experiencias de los campesinos las recogió Virgilio en sus inmortales Geórgicas. Los preceptos allí reunidos constituyen una buena muestra de lo que fue esa ciencia meteorológica en mantillas. El campesino antiguo, según se desprende del texto virgiliano, era un asiduo observador del cielo y, en particular, del sol y de la luna. Es sorprendente la capacidad predictiva y el grado de fiabilidad que Virgilio atribuye, por ejemplo, a la observación del sol: “Solem, quis dicere falsum / audeat? (¿Quién osará desmentir al sol?) De las peculiaridades que acompañan a su orto y a su ocaso se pueden desprender una serie de predicciones del tiempo: el sol, como el viejo fraile del barómetro, puede indicarnos el tiempo ventoso, o lluvioso y es, para el labrador que sepa guiarse por sus señales, el más seguro pronóstico del tiempo.
Pero no sólo como indicador de calmas y tormentas, de borrascas o bonanzas climáticas; el sol es también, ocasionalmente, anunciador de catástrofes y revueltas civiles. Así como algunos recuerdan que hubo un fenómeno visible en el cielo, de color rojizo, por los días de julio en que dio comienzo la rebelión militar del 36, también se dio en Roma, poco antes o después de las Idus de marzo del 44 a .C. un eclipse de sol, indicio del magnicidio. Era la conmoción de la propia Naturaleza ante el asesinato de César. Dice Virgilio, refiriéndose al sol, conmovido por esta efemérides:
Ille (sol) eti(am) exstincto miseratus Caesare Romam
cum caput obscurâ nitidum ferrugine texit
impiaque (ae)ternam timuerunt saecula noctem
(G. 1.466-8)
(G. 1.466-8)
(él (= el sol) también, compadecido de Roma por la muerte de César, cubrió de oscura herrumbre su brillante faz, y la impiedad de los tiempos sintió el pavor de la noche a perpetuidad)
jueves, junio 26, 2014
EL MIEDO A LA TUBERCULOSIS
Hace ya muchos años en Aceuchal, mi pueblo, participé en un acto que se celebró en el llamado Salón Moderno, del Pozo de Arriba. Dicho salón se utilizaba como teatro y, sobre todo, para proyectar películas de cine. Pero servía también, como en la ocasión a la que me refiero, para celebrar actos públicos. En este caso se trataba de concienciar a la gente con una campaña contra la tuberculosis.
Entre las personas que estábamos en el estrado, en esta ocasión, recuerdo al director escolar D. José Pérez de Guzmán, el médico local D. Agustín Delgado, el director del Dispensario Antituberculoso de Almendralejo, Dr. D. Fernando Aixalá y yo mismo.
Yo opté por hablar del tema desde el punto de vista del hombre de la calle, fijando mi atención en el instintivo temor que el público sentía por la enfermedad en cuestión, así que di a mi intervención el título de “El miedo a la tuberculosis”.
Empecé por subrayar el hecho de que en Aceuchal se solía emplear la palabra “enfermar” con una acepción muy concreta: contraer la tuberculosis. Si te decían de alguien que “había enfermao”, lo que te querían decir era que había contraído la tuberculosis. Y que lo más probable es que no saliera vivo de su enfermedad. Contraer la tuberculosis era algo equivalente a lo que hoy es contraer el cáncer. El síndrome del miedo a la tuberculosis ya lo había experimentado yo desde mis tiempos de seminarista, cuando nos llevaban al dispensario a pasarnos por rayos. En una de esas ocasiones, al compañero que iba delante de mí, le descubrieron una lesión pulmonar. Oí que el radiólogo decía a la enfermera:
_ Pleuresía.
Y yo me puse visiblemente nervioso. La enfermera me dijo: “Usted lo que tiene es tisifobia”. Afortunadamente, yo sabía por entonces el suficiente griego como para entender que lo que yo tenía era, precisamente, “miedo”, un miedo cerval a la tuberculosis. No era para alarmarse. Pasé la revisión con la garantía de que mis pulmones estaban totalmente limpios.
Fue años después, cuando yo había ya abandonado el Seminario, cuando un catarro mal curado me llevó a visitar en Almendralejo al Dr. Aixalá. Me estuvo auscultando y notó algo raro. Y yo lo advertí cuando me dijo poniendo cierto énfasis en la voz:
_ ¡Respire, respire!
Luego me puso ante la pantalla de rayos X. Y tras haberme visto detalladamente me anunció que tendría que hacer reposo en la cama, a partir de ese mismo día. Me prescribió un análisis que llaman baciloscopia, al que hube de someterme en días sucesivos. El analista era el Dr. D. Arnulfo Peña. Hubo de repetirse el análisis pues no lograba echar más que saliva. Yo le dije que cuando expectoraba algo era por la mañana, así que tuve que volver al día siguiente. Don Arnulfo me ofreció un cigarro mientras hacía su trabajo. Me invitó a asomarme al microscopio:
_ Tranquilo, hombre. Mire: no se ven bastoncitos rojos. (Sobre el fondo azul de metileno, caso de haber bacilos de Koch, éstos tenían que destacarse en color rojo)
Aixalá me dio una carta para mi médico de cabecera. El informe decía:
Amigo Delgado: este chico presenta unos infiltrados iniciales en el pulmón derecho distribuidos sobre una amplia superficie. Y aunque la exploración radiológica se presta a la suposición de una siembra a partir de cavitación, ni ésta es visible por el momento ni se ha descubierto BK a pesar de repetir dos veces la baciloscopia. Instituimos, pues, un tratamiento de reposo y quimioterapia.
En efecto, el Dr. Aixalá me recetó la estreptomicina (2 gramos por semana, uno el martes y otro el viernes) Además debía tomar después de las comidas unos comprimidos que él me facilitaba de las muestras de los laboratorios. El nombre del fármaco era HIDRUN y el envase ‘aclaraba’: hidracida del ácido isonicotínico. El tratamiento fue de lo más eficaz y al cabo de unas pocas semanas los infiltrados se habían reabsorbido casi por completo. No obstante, la prudencia aconsejaba no echar las campanas al vuelo y esperar a que todo estuviera normalizado, pues aún se podían observar algunas “telarañillas” en la parte más alta del pulmón. Tras de las hidracidas tuve que tomar otro fármaco (por cierto, bastante caro en aquellos tiempos). El fármaco, me acuerdo bien, se llamaba Dipasic. Fue cuando mi madre tuvo que sacar un préstamo del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Badajoz.
Yo tuve, pues, una tbc (así se solía velar el nombre horrible de la tuberculosis) pero no era de las que se contagian. Estaba justificado que mi ex–novia nunca fuese a verme (es verdad que yo se lo había puesto fácil, pues reñí con ella unos días antes de encamarme) y yo nunca se lo reproché, pues sabía por demás que ella, por ciertos antecedentes familiares, tenía verdadero pánico a la enfermedad por antonomasia. En su caso la “tisifobia” estaba más justificada que en el mío. Yo puedo afirmar que salí curado, no sólo de mi tuberculosis, sino también de mi “miedo a la tuberculosis”, mi tisifobia, como diría aquella enfermera socarrona.
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NOTA: La ilustración nos muestra el BK visto al microscopio
miércoles, junio 25, 2014
¿HAN OÍDO ALGUNA VEZ EN SU PUEBLO LA EXPRESIÓN “AL VENTISTATE”?
O, también, “al ventestate”, según parece que se dice en algunas partes. Yo sí la oí más de una vez en Aceuchal: recuerdo que era una expresión habitual de mi madre. Y por esto pido ayuda a mis paisanos piporros que reconozcan este modismo (sobre todo a la gente mayor de 70 años) que me expliquen, lo más claramente posible, en qué circunstancias se usa (o se usaba) dicha expresión y, en definitiva qué quiere decir. El caso es que un amigo mío, aficionado a esta clase de curiosidades, me ha comentado recientemente la frase y quisiera contrastar conmigo si yo también conocía la expresión. Este amigo es de Almoharín y allí se suele emplear la forma “ventestate”. Yo lo que recuerdo es que mi madre decía “ventistate”. Creo que decir que algo estaba “al ventistate” era como decir que estaba abandonado, al descuido, en desorden... Pero no recuerdo los contextos de la expresión que, sin duda, podrían facilitarnos su interpretación exacta en cada caso.
Espero que alguien que lea esta petición de ayuda tenga la amabilidad de tomarse la molestia de contestarme. Mucho se lo agradeceré.
lunes, junio 23, 2014
SILUETAS (II)
Uno de mis más leales amigos desde la época de estudiantes en el Seminario de Badajoz fue y sigue siendo Ángel Balbuena, residente actualmente en Badajoz. Nació en Entrín Bajo y vivió algún tiempo en Atalaya, donde ejerció como médico su padre. Aquí va la silueta de Ángel Balbuena.
SILUETAS (I)
La figura representada por esta silueta corresponde a Leandra, de Atalaya (Badajoz). Durante dos cursos escolares consecutivos ejercí de maestro de primera enseñanza en esta localidad. Esos cursos corresponden a los años 1960/1. A Atalaya volví en 1967 para casarme con mi actual esposa y madre de mis hijos, Mercedes.
viernes, junio 20, 2014
ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (quater)
Me resultaba fascinante esta ilustración, evocadora de un paisaje desolado, solitario, a la hora misteriosa del crepúsculo vespertino. Esos buhos acurrucados en las ramas de un arbusto son la única señal de vida en la inmensa desolación de la campiña. La contemplación del dibujo era una aliciente que servía de estímulo a la imaginación romántica de un muchacho que aún no había salido de la adolescencia. El teenager que yo era por aquellas fechas, entre los años 1946 y 1952.
El título del relato, como puede verse, era VIAJE REDONDO, y el autor del mismo el ilustre Clarín. El celebrado autor de La regenta. El relato se incluye en uno de sus libros de cuentos. Tengo que buscarlo un día de estos, pues he perdido la pista al libro por el momento.
ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (ter)
Reproducción fotográfica de una de las ilustraciones del ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (1896), una de las que yo solía copiar a tinta china. Esta ilustración fue copiada por mí al menos una vez. Pero no sé a donde fue a parar. No la conservo. En cambio, la que se reproducirá en la próxima entrada la reproduje, de seguro, más de una vez, aunque no conservo ninguna de las copias. Sé que una de ellas fue a parar a la colección de mi paisana y amiga MAHIZFLOR, de Aceuchal.
martes, junio 17, 2014
GARCÍA DE LA HUERTA, EL CANTOR ZAFRENSE DE LOS PRIMEROS REYES BORBONES
El próximo rey de España, Felipe de Borbón, será el VI de los reyes españoles que han llevado el nombre de Felipe. Su antepasado más próximo con este nombre fue Felipe V, que inaugura en España la dinastía de los reyes Borbones. Tuvo varios hijos que fueron, sucesivamente, reyes de España: Luis (que murió al poco tiempo de tomar el relevo a su padre), Fernando (VI) y Carlos (III).
Contemporáneo de estos primeros Borbones españoles fue el poeta de Zafra, Vicente García de la Huerta. Nuestro paisano, bien asentado en la Corte, fue algo así como el poeta oficial de la dinastía borbónica española. Él asumió el cargo de celebrar los eventos, ora felices, ora adversos, relacionados con esta dinastía. Así cuando falleció la reina consorte de Fernando VI, Bárbara de Braganza, Huerta escribió un epicedio o endecha, lamentando el óbito. Al año siguiente de esta muerte falleció Fernando VI. Y Huerta hizo el correspondiente epicedio laudatorio en latín. A Fernando VI le sucedió su hermanastro Carlos (III), hijo de Felipe V y de Isabel de Farnesio. Huerta no llegó a conocer como rey a Carlos (IV), hijo de Carlos III. Sí, lo conoció como Príncipe de Asturias. Cuando éste fue proclamado rey de España (1788), ya había fallecido el poeta de Zafra.
García de la Huerta fue el panegirista de los primeros reyes de la dinastía borbónica. Con ocasión de la subida al trono del tercero de los hijos de Felipe V, Huerta compuso un poema encomiástico en latín, en el que imagina que visitó el cielo (Elysium) y allí tuvo ocasión de encontrarse con los primeros Borbones, ya difuntos. La musa que lo transportó a las moradas celestes fue Urania. Allí vio, entre otras personalidades, a los parientes de Isabel de Farnesio (reina consorte de Felipe V), como el célebre Alejandro Farnesio. Y a Luis XIV, abuelo de Felipe V; y al propio rey Felipe V, ya difunto, junto a sus hijos, Luis y Fernando. Del primero nos recuerda Huerta que fue “arrebatado por una muerte prematura” (v. 100). Y es el propio Felipe V quien toma la palabra para consolar a todos los españoles, atribulados por la reciente muerte de Fernando VI y para decirle al visitante que va a reinar en España Carlos, que será el III. Con él vienen su esposa y el hijo de ambos, el futuro Carlos IV, que tomará el título de Príncipe de Asturias. Y con ellos España volverá a una nueva Edad de Oro. Este es el fausto augurio que el poeta de Zafra recibe de labios del propio rey, ya morador del Elysio, para que lo transmita a los españoles.
Y con este esperanzador mensaje regresa el poeta, siempre acompañado de la musa Urania, su guía y compañera en el fantástico viaje. Y tras depositarlo en tierra firme, ella hace desaparecer la nube envolvente y se vuelve hacia las alturas, rauda como el viento.
Y, al volver a su casa el poeta, ve que ya en las calles las multitudes vitorean la llegada del nuevo rey.
domingo, junio 15, 2014
ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (1896) bis
Copia a tinta china de otro de los dibujos de mi época de estudiante (éste de 1949) Tres podencos y un perrito faldero comparten la viñeta de la revista que era para mí como un pequeño tesoro bibliográfico. El caso es que yo le saqué buen partido, al reproducir a plumilla muchas de las ilustraciones que me gustaban. También aprendí de memoria una de las poesías humorísticas de Pérez Zúñiga ("El olfato del Sultán") que ya incluí en este mismo blog en una entrada anterior. Aunque, por más que la busco, no encuentro dicha entrada. De modo que, fiado de mi memoria (a pesar de todo), vuelvo a reproducir aquí la poesía festiva de Pérez Zúñiga:
Tiene Pepe Mantecón / por la caza tal pasión /que, seguido del Sultán, / hace al monte del Batán / cada día una excursión. / Va a conejos y a perdices /y, aunque se burlan las piezas / ante sus mismas narices,/ pasa ratos muy felices / refiriendo sus proezas. / No hay quien le gane a tirar, /según él suele decir,/ ¡qué oportuno el disparar!, / ¡qué manera de matar! / ...y ¡qué modo de mentir!./ En fin, su hermano menor / es médico en Santander / y dicen del cazador / que aun mata más que el doctor.../ ¡Certero debe de ser! / Cuando persigue un conejo / fuera inútil su trabajo / sin el Sultán, perro viejo/ que tiene color bermejo / y es fino de arriba abajo. / El cinegético afán / del perro es la perdición / de las liebres del Batán, / las cuales odian al can / con todo su corazón. /Un día con la promesa / de no volver a su casa / sin caza para la mesa, /Mantecón se va a la dehesa / sin temer al sol que abrasa./ Don José y el perro, en vano,/ cruzan el monte y el llano / y vuelta va vuelta viene / llegan a un punto lejano /donde el Sultán se detiene. / Llega el can tras de una mata / y, erguido ante ella, delata / que hay algo allí que le inquieta. / Y el amo, con la escopeta, / de herir al conejo trata. /Baja el perro la cabeza / y olfatea con cachaza, / pues nota entre la maleza / el rastro de alguna pieza, / de alguna pieza de caza. / Esto llama la atención / de Don José Mantecón / que secunda con afán / la importante exploración / practicada por el can. /Murmurando para sí / con marcada buena fe: /No me cabe duda a mí, / cuando el can se pone así / es que algún conejo ve. / Hace la mata un vaivén, / el perro en un santiamén / señala el bulto según / costumbre y el amo ¡pun! / dispara el tiro muy bien./ Mas ¡horror!, la pieza herida / fue un pastor que huyó enseguida/ con cierta parte agraciada /por una perdigonada / numerosa y escogida./ Salió el can tras el herido / y así que le hubo cogido / llevole a rastras al lado / de Don José en un estado / que no es para referido. / Lamentando aquel error, / creyó prudente auxiliar / al cazado el cazador /y así Pepe y el pastor / se llegaron a explicar: -¡Señor! ¿Qué emboscada es ésta? / - Que así mi perro las gasta./ -¿Qué hacías? ¿Dormir la siesta? /- ¿Cuál es tu nombre? ¡Contesta! / - Silvestre Conejo. / -¡Basta! / Hecha tal revelación, /tiene clara explicación / la conducta del Sultán: /¡Es mucho olfato el del can / de Don José Mantecón!
jueves, junio 12, 2014
GALERÍA DE RETRATOS (VIII)
Profesor del Seminario, uno de los más cultos entre los que componían el claustro de profesores de aquella época. Dominaba varios idiomas modernos (entre ellos el alemán y el inglés) y su erudición alcanzaba las más variadas disciplinas. Entre ellas la del Derecho. Sus ocurrencias y su zumbona ironía eran bastante conocidas por parte del alumnado.Poco amigo de canonjías y sinecuras eclesiásticas: más bien las desdeñó siempre. Buen profesor, considerado como uno de los mejor preparados científicamente, incluso en aquellas disciplinas que, como las matemáticas, siempre se han considerado un tanto ajenas al interés del clero. Le gustaba mezclar la sabiduría popular, incorporándola a su amplia cultura. De él recuerdo el consejo práctico que recomienda evitar, en lo posible, meterse en pleitos. Como sabiamente lo dice la maldición de la gitana: "Pleitos tengas y los ganes".
miércoles, junio 11, 2014
GALERÍA DE RETRATOS (VII)
Germán Cid
Su nombre perdura en el de uno de los colegios de Enseñanza Primaria de Zafra. Y con todo merecimiento, pues a él le cupo el mérito de poner en marcha este centro de enseñanza, cuando hubo necesidad de crear nuevos centros escolares, a medida que crecía la población zafrense. Al más antiguo de estos centros, el "Pedro de Valencia", se fueron añadiendo, sucesivamente, el "Juan XXIII" (1964), el "Germán Cid" (que primeramente se llamó San Eugenio, aún en vida del que fuera su primer director). Este primer nombre quería ser un homenaje a un oscuro director de Enseñanza Primaria así llamado, durante cuyo mandato se puso en marcha el colegio de nueva creación. Pero el auténtico artífice de esta puesta en marcha fue Germán Cid, allá por los principios de la séptima década del pasado siglo. De modo que, con toda justeza, se cambió el nombre del centro, en recuerdo de Germán Cid, fallecido en 1976.
De Germán Cid se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que fue uno de los mejores pedagogos que ha tenido Zafra en la segunda mitad del siglo XX.
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NOTA 1: Como ampliación a esta entrada, remito a otra de fecha 30-10-2011, en la que se habla del primer nombre que tuvo el colegio Germán Cid.
NOTA 2: El "oscuro director de Enseñanza Primaria" no lo era de Enseñanza Primaria, sino de Formación Profesional y Promoción Educativa. Esta precisión me la hizo, en su momento, Juan Carlos Fernández Calderón. Consta en el comentario que en su día hizo a la entrada aludida en NOTA 1.
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NOTA 1: Como ampliación a esta entrada, remito a otra de fecha 30-10-2011, en la que se habla del primer nombre que tuvo el colegio Germán Cid.
NOTA 2: El "oscuro director de Enseñanza Primaria" no lo era de Enseñanza Primaria, sino de Formación Profesional y Promoción Educativa. Esta precisión me la hizo, en su momento, Juan Carlos Fernández Calderón. Consta en el comentario que en su día hizo a la entrada aludida en NOTA 1.
martes, junio 10, 2014
ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (1896) (semel)
Cuando yo era un muchacho de 14 ó 15 años, ya estudiando en el Seminario de Badajoz, solía dedicar muchos ratos a mi hobby preferido que era dibujar. Entre las revistas y papeles que guardaba mi padre había un interesante número del Almanaque de la Ilustración, con muy interesantes dibujos. Y yo entretenía mis ratos libres en copiarlos a tinta china. Así el dibujo que acompaña a estas líneas y que muy bien podría titularse Perritos molestando a cotorra.
Por mi firma estampada al pie del dibujo veo que la fecha de ejecución del mismo data de 1948. De los datos aportados puede deducirse "lo mayor que soy". Aunque no lo parezca.
GALERÍA DE RETRATOS (VI)
Aparecen aquí los rasgos fisonómicos del personaje que me recuerda a D. José Pérez de Guzmán, maestro de enseñanza primaria en Aceuchal por los años 50 y 60 del pasado siglo. Pérez de Guzmán procedía del cuerpo de los llamados "alféreces provisionales". Muchos de estos 'alféreces' fueron incorporados al Magisterio para cubrir las vacantes que las depuraciones del franquismo habían producido en esta última corporación. Quizás debido a su procedencia militar, Guzmán empleaba con sus alumnos una disciplina cuartelaria, rigorosa. Y un pedagogo temible no es nunca un buen pedagogo. De este rigor disciplinario no escapaban ni los propios hijos del interesado. Uno de sus ex alumnos me comentaba que las clases con él eran una verdadera pesadilla.
Yo mismo, que trabajé junto a él, no lograba, a veces, sustraerme al despotismo de sus 'métodos' disciplinarios. Quizás tenga algo de 'catarsis' el hecho de haber logrado sintetizar sus rasgos fisonómicos, a manera de una liberación.
domingo, junio 08, 2014
GALERÍA DE RETRATOS (V) bis

GALERÍA DE RETRATOS (V)
Una de las fisonomías piporras que mejor conseguí (hace ya muchos años) cifrar en líneas fue la de Francisco Prieto. Lo veremos también en otra versión donde su rostro aparece de frente. En este caso aparece de perfil y la decoración es imaginaria. En lo que parece una soleada galería, Francisco contempla un canario en su jaula. Junto a la amplia ventana de cristales se ve una maceta de ficus y un gato de color negro.
Francisco Prieto creo que ya no está en el mundo de los vivos, ni tampoco su esposa, Trini Carretero.
El actual alcalde de Aceuchal es hijo de Francisco y de Trini. No tengo el gusto de conocerlo, pero no descarto que en alguna de mis próximas visitas a mi pueblo natal me pase por el Ayuntamiento para saludarlo.
sábado, junio 07, 2014
GALERÍA DE RETRATOS (IV)
Don Cesáreo Bermudo, prefecto de menores
y director de la Schola del Seminario Menor
y director de la Schola del Seminario Menor
Fontanés de origen, era al comienzo de la década de los años 50, prefecto de menores en el nuevo edificio del Seminario, anexo al que había proyectado el arquitecto Sr. Vaca Morales.
Organizó la Schola del nuevo Seminario Menor compuesta en su totalidad por voces blancas (entiendo este tipo de voces como las de los niños antes de que les cambie la voz en la adolescencia. Pero también se llama así a las voces femeninas)
Entre esta coral de voces blancas resultaba especialmente bien timbrada la de su joven paisano Enrique Gajardo, junto a la del corito (así llaman popularmente a los naturales de Feria) Joaquín Fernández Picón. Este último es, o ha sido, profesor de órgano en el Conservatorio de Música de Madrid.
Era todo un espectáculo ver a Cesáreo Bermudo dirigir la Schola, agitando los brazos con enérgicos movimientos. Uno de los motetes en latín que figuraba en el repertorio de aquel coro juvenil era el que comenzaba O Iesu mi bone pastor, en el que Gajardo lucía su espléndida voz en un solo que rezaba así: Qui manducat tuam carnem atque bibit sanguinem / in te manet tuque in illo, ipsum alens nutriens (el que come tu carne y bebe tu sangre vive en ti y tú en él, alimentándolo y nutriéndolo)
Creo que Cesáreo, Don Cesáreo, vive todavía, acogido a una residencia de sacerdotes mayores que hay en el pueblo cacereño de Alcuéscar.
Creo que Cesáreo, Don Cesáreo, vive todavía, acogido a una residencia de sacerdotes mayores que hay en el pueblo cacereño de Alcuéscar.
viernes, junio 06, 2014
GALERÍA DE RETRATOS (III)
Don José Fernández Sánchez Solana
En mis tiempos de seminarista, el Dr.Don José Fernández Sánchez Solana debía ser uno de los canónigos más antiguos. El hecho de que figure en el repertorio de retratos que datan de aquella época se debió a que fue miembro del tribunal que presidió el ejercicio oral en el Examen de Estado de la asignatura de Religión (1953) Yo había abandonado el seminario el año anterior y me presenté al exámen de Revalida (la "Reválida de los 7 años") en la fecha anotada más arriba. En los Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, tomo VIII, pág. 220, editado por la RSEEAP, se consigna que ya era canónigo desde 1911 y que pasó a ser Arcediano en 1948.
La resolución, en unas cuantas líneas, de la faz bondadosa de este hombre me fue relativamente fácil, porque su rostro ya me era familiar desde los tiempos en que visitaba la catedral como alumno del seminario. De modo que los rasgos fisonómicos del buen señor pudieron decantarse en mi subconsciente porque éste los había previamente asimilado.
Bonachón y de aspecto bienhumorado, tal como parece adivinarse de la contemplación de sus rasgos faciales. El retrato refleja en esta ocasión un poco la psicología del retratado.
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