Mi doblemente amigo José Luís Ortiz (por ex – discípulo y por amigo de mi hijo Juan Gabriel) me remite unas fotos preciosas del puente romano de Alcántara, lo que me hace pensar que el obsequio supone una invitación tácita a que me atreva a descifrar la inscripción en latín que aparece en el frontis del templete, junto al puente. Porque yo interpreto como una invitación, hecha, desde luego, con discreción y delicadeza, insinuada más bien, a que el antiguo profesor de Latín haga inteligible el texto del dintel de ese templete.
Tengo, pues, trabajo a la vista y, en tal situación, lo que debe hacer un investigador responsable es documentarse sobre el asunto y ver qué es lo que han dicho anteriormente otros investigadores sobre el particular. Yo tengo que declarar no haber visto aún ninguna bibliografía sobre el tema y, desde luego, ninguna traducción previa. Asumo, por tanto, mi tarea con el solo bagaje científico de mis estudios filológicos. El documentarse lleva tiempo y el contrastar opiniones más, y lo que yo quiero es hacer inteligible la inscripción como latinista que se enfrenta por primera vez a un texto y trata de hacerlo asequible a los no latinistas.
Lo primero que el latinista advierte, y que suele pasar desapercibido para el no latinista, es que el texto de la inscripción está en verso. Exceptuado el primer renglón que contiene la dedicatoria, los seis renglones siguientes contienen sendos dísticos (dos versos por renglón) Vamos a proceder, ante todo, a poner cada verso en un renglón, tras el encabezamiento, o dedicatoria, que resaltaremos en negrita:
IMP.NERVAE.TRAIANO.CAESARI.AVG.GERM.DAC.SACRVM
Tengo, pues, trabajo a la vista y, en tal situación, lo que debe hacer un investigador responsable es documentarse sobre el asunto y ver qué es lo que han dicho anteriormente otros investigadores sobre el particular. Yo tengo que declarar no haber visto aún ninguna bibliografía sobre el tema y, desde luego, ninguna traducción previa. Asumo, por tanto, mi tarea con el solo bagaje científico de mis estudios filológicos. El documentarse lleva tiempo y el contrastar opiniones más, y lo que yo quiero es hacer inteligible la inscripción como latinista que se enfrenta por primera vez a un texto y trata de hacerlo asequible a los no latinistas.
Lo primero que el latinista advierte, y que suele pasar desapercibido para el no latinista, es que el texto de la inscripción está en verso. Exceptuado el primer renglón que contiene la dedicatoria, los seis renglones siguientes contienen sendos dísticos (dos versos por renglón) Vamos a proceder, ante todo, a poner cada verso en un renglón, tras el encabezamiento, o dedicatoria, que resaltaremos en negrita:
IMP.NERVAE.TRAIANO.CAESARI.AVG.GERM.DAC.SACRVM
Templum in rupe Tagi superis et Caesare plenum
ars ubi materia vincitur ipsa sua.
Quis quali dederit voto fortasse requiret
cura viatorum quos nova fama iuvat.
Ingentem vasta pontem qui mole peregit
sacra litaturo fecit honore Lacer.
Qui pontem fecit Lacer et nova templa dicavit,
illic se solvunt, hic sibi vota litant.
Pontem perpetui mansurum in saecula mundi
fecit divina nobilis arte Lacer.
Idem Romuleis templum cum Caesare divis
constituit felix utraque causa sacri.
C.Iulius Lacer H(oc)S(acellum)F(ecit) et dedicavit amico Curio Lacone Igaeditano
Hunc titulum procellis abrasum Philippus IV renovari, marmori denuo incidi Elisabeth II decrevit.
Hasta aquí el texto completo de la inscripción. Son seis dísticos (cada uno consta de un hexámetro y un pentámetro)
Su traducción, más o menos parafraseada, podría ser esta:
Al Emperador Nerva, Trajano, César, Augusto, Germánico, Dácico, está consagrado
este templo, en la roca viva del Tajo, ocupado por la Divinidad y por el César,
donde la grandeza misma del arte es superada por la grandeza de la obra.
Tal vez la curiosidad de los viajeros, a quienes la celebridad de lo nuevo les agrada,
indagará quién, y en virtud de qué voto, ofreció este templo.
El que construyó el gran puente de vasta fábrica fue Lácer,
El que construyó el gran puente de vasta fábrica fue Lácer,
para ofrecer con toda solemnidad los sacrificios.
El que hizo el puente, Lácer, también dedicó los nuevos templos:
en aquél se cumplen los votos, en éstos se les consagran las ofrendas.
El ilustre Lácer, con divino arte, hizo el puente
para que durase por los siglos en la perpetuidad del mundo.
Él mismo llevó a cabo felizmente el templo y el puente,
consagrados a los dioses romanos junto con César, una y otra obra.
Cayo Julio Lácer hizo esta capilla y la dedicó a su amigo Curio Lacón Igaeditano*.
Este letrero, desgastado por el temporal, lo mandó renovar Felipe IV y lo mandó grabar en mármol de nuevo Isabel II.
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* El gentilicio Igaeditano corresponde, según estudio de Luis García Iglesias (que he consultado después) a los habitantes de la ciudad portuguesa de Idanha a Velha (Cf. REEx, t. XXXII, nº 2, pág. 266
NOTA: Probablemente la abreviatura IMP. habrá que interpretarla no como un singular sino como un plural: IMP(ERATORIBVS). Nerva adoptó a Trajano y ambos comandaron el imperio durante los últimos años de Nerva. En cuanto a los nombres posteriores que aparecen en la inscripción, son títulos, no propiamente nombres de personas: César, Augusto, Germánico, Dácico.